lunes, 9 de noviembre de 2015

Challenge 1: accepted.

¡Holita lejano!
Sigo desaparecida, chicos, y no creo que al cosa mejore mucho: me es tan difícil llevarlo todo para adelante... Lo único que hago en mi vida es correr, estudiar, ir a clase, dormir y comer como una leona. 
Tengo muchas ganas de contaros el cambio que ha sufrido mi vida últimamente -gordísticamente hablando-. Estoy más delgada, todo el mundo me lo nota, sin embargo mi peso no ha sufrido ninguna variación drástica: estoy entre 71 y 72 kg. Sí que es verdad que la figura de la báscula ha ido perdiendo peso en mi vida -brillante juego de palabras el mío, ¡ni Pérez Reverte, vamos!-. Me peso para más o menos ir guiándome, pero ya sólo una vez en semana (y si acaso).
¿Por qué cambio gordístico?, diréis. Es algo desconcertante, pero siento como si comiera más de a lo que estaba acostumbrada y... ¡no engordo! ¡Incluso he adelgazado! *gritos de júbilo* Mi incredulidad sigue siendo mayúscula, pero, si lo miramos fríamente, lo más probable es que se deba a mi creciente afición al correr -el running de ese que tanto gusta hoy-: llevo ya más de dos meses haciéndolo de forma más o menos constante y recién ahora empiezo a notar algún cambio. Tampoco quiero echar las campanas al vuelo e ir a comprar tres kilos de polvorones, pero os tengo que decir que poder comer con más libertad y que eso no repercuta de forma notable en mi peso, es como ir en la nube voladora de Goku -más o menos, para que os hagáis una idea aproximada-.

(le faltan las comas, I know)
Sí, amigos. Corro.
Corro como los cobardes, y no lo hago sólo por perder peso, sino porque siento que es bueno para mi salud, tanto física como mental. No pensé que llegaría a este punto -fe en mí cero tenía-, pero es que me hace querer superarme cada día más y más. Es una continua renovación de metas que me mantiene motivada
Sin embargo, por una cosa u otra a veces lo acabo postergando: desde que empecé el 24 de agosto, hubo dos semanas en blanco en las que no salí (entre ellas la semana pasada). Esto merma mi rendimiento y hace que vaya para atrás como los cangrejos más de lo que me gustaría... Y por eso pensé que sería bueno volver al blog. Una vez por semana -escribir más a menudo sería ahora mismo para mí sólo posible con ayuda divina-, y con el objetivo de plantearme pequeños retos semanales de los que vendré a dar cuenta fidedignamente.

Esta semana me pongo ya en marcha, y mi reto será:
Salir a correr por lo menos tres veces esta semana.
Pensaréis que tras más de dos meses haciéndolo esto ya debería ser para mí pan comido, peeeeero... No. Y mi perdición se llama: sábanas de invierno. Con lo calentitas que están y el fresquete que hace ya por las mañanas, ¡a ver qué ser consigue salir de ahí sin una encarnizada lucha interior! Y yo si no madrugo, no corro. Ha de ser lo primero que haga por las mañanas, ya que el resto la dedico a estudiar; y si tengo que sacrificar una de las dos cosas, el correr es siempre el perjudicado.
Esta semana, madrugar será la secuela del reto que me he planteado, a ver si le echo coj... Ehm, coraje. No haberlo conseguido siempre es lo que provocó que tuviera esas semanas en blanco, en las que sacrifiqué el correr por el estudio.
En una semana os cuento si fracaso o no, y, en caso afirmativo, contra qué pared me doy de cabezazos.


Mañana os intento comentar, prometido en público queda.
A cuidar el serranismo.
Besos,

Noa.

PD: Curvi, ¡yo también te echo de menos! ^^