domingo, 20 de diciembre de 2015

Noa·navidad

Ya, yaa... Que no cumplo con nada de lo que prometo ya, ya, soy consciente, amigos y amigas. Y siento mucho no poder volver. Pero en estas truculentas fechas que se aproximan, ya de forma inevitable e irreversible, he venido viendo la utilidad del blog cada día más irresistible. 
El motivo por el que no he podido escribir ha sido, básicamente, el mismo que me mantuvo fuera también antes de mi entrada anterior: los estudios asedian mi vida. Eso sí, no os voy a engañar, soy muy feliz ahora mismo. Me va bastante bien en la universidad, con mi chico sin peros, me han concedido la nacionalidad española tras casi dos años de espera -¡yey!- y con mi figura... Pues estoy bien, sin mucha variación desde la última vez. Sin embargo, con respecto a esto mismo, tengo cierta preocupación, y de ahí mi presencia hoy aquí -Hola-. 
No sé qué será, si los estudios, si la cercanía de estas fechas borrascosas -"moviditas" me refiero, que de borrascas nada, señores, y ya está bien, a ver cuándo llega el invierno-, la cuestión es que he perdido la motivación, el buen hábito, y no puede ser. Lo peor es que sé hacerlo bien, sé que todo es una cuestión mental: sé lo que está bien, que antes de comer tengo que pararme y pensar qué voy a hacer y para qué. El problema es que me dejo llevar, como lo que no debo -incluye dulces y panes, y grasas, y caca en general-, y tenía que hacer algo para pararlo. Así que, como he dicho, para eso estoy aquí, para intentar ponerle solución.
Algo que también necesita mi atención es que he perdido el hábito de correr. :( Lo más triste es que el reto que me propuse en la anterior entrada -correr tres veces en una semana- lo conseguí. Peeeero... A partir de ahí empezó el agobio y acabó mi vocación de Usain Bolt. Y así, pues no amigos, así no funciona la vida.
Así que para intentar poner remedio a esto, dejo aquí escrita tarea para el próximo día:
  • Pensar antes de comer: ¿tengo hambre? ¿quiero volver a engordar, con todo lo que me ha costado llegar hasta aquí? ¿es mi última cena? -bueno, esto último no lo sabré, pero seré optimista-. 
  • Correr mañana -sí, día electoral, que como yo no puedo votar hasta no tener mi DNI, pues nada, a correr-.
  • Volver al blog para contároslo.
¿Bien? Me gustaría que pudiéseis mandarme una colleja virtual si fallo o no vuelvo. Si no virtual, por mensajero, o algo. Éste va a ser mi concepto de Navidad. Esto, y estudiar, claro -he aquí una chica responsable-.
Me pasaré pronto a veros, prometido. 

Beso, 

Noa.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Challenge 1: accepted.

¡Holita lejano!
Sigo desaparecida, chicos, y no creo que al cosa mejore mucho: me es tan difícil llevarlo todo para adelante... Lo único que hago en mi vida es correr, estudiar, ir a clase, dormir y comer como una leona. 
Tengo muchas ganas de contaros el cambio que ha sufrido mi vida últimamente -gordísticamente hablando-. Estoy más delgada, todo el mundo me lo nota, sin embargo mi peso no ha sufrido ninguna variación drástica: estoy entre 71 y 72 kg. Sí que es verdad que la figura de la báscula ha ido perdiendo peso en mi vida -brillante juego de palabras el mío, ¡ni Pérez Reverte, vamos!-. Me peso para más o menos ir guiándome, pero ya sólo una vez en semana (y si acaso).
¿Por qué cambio gordístico?, diréis. Es algo desconcertante, pero siento como si comiera más de a lo que estaba acostumbrada y... ¡no engordo! ¡Incluso he adelgazado! *gritos de júbilo* Mi incredulidad sigue siendo mayúscula, pero, si lo miramos fríamente, lo más probable es que se deba a mi creciente afición al correr -el running de ese que tanto gusta hoy-: llevo ya más de dos meses haciéndolo de forma más o menos constante y recién ahora empiezo a notar algún cambio. Tampoco quiero echar las campanas al vuelo e ir a comprar tres kilos de polvorones, pero os tengo que decir que poder comer con más libertad y que eso no repercuta de forma notable en mi peso, es como ir en la nube voladora de Goku -más o menos, para que os hagáis una idea aproximada-.

(le faltan las comas, I know)
Sí, amigos. Corro.
Corro como los cobardes, y no lo hago sólo por perder peso, sino porque siento que es bueno para mi salud, tanto física como mental. No pensé que llegaría a este punto -fe en mí cero tenía-, pero es que me hace querer superarme cada día más y más. Es una continua renovación de metas que me mantiene motivada
Sin embargo, por una cosa u otra a veces lo acabo postergando: desde que empecé el 24 de agosto, hubo dos semanas en blanco en las que no salí (entre ellas la semana pasada). Esto merma mi rendimiento y hace que vaya para atrás como los cangrejos más de lo que me gustaría... Y por eso pensé que sería bueno volver al blog. Una vez por semana -escribir más a menudo sería ahora mismo para mí sólo posible con ayuda divina-, y con el objetivo de plantearme pequeños retos semanales de los que vendré a dar cuenta fidedignamente.

Esta semana me pongo ya en marcha, y mi reto será:
Salir a correr por lo menos tres veces esta semana.
Pensaréis que tras más de dos meses haciéndolo esto ya debería ser para mí pan comido, peeeeero... No. Y mi perdición se llama: sábanas de invierno. Con lo calentitas que están y el fresquete que hace ya por las mañanas, ¡a ver qué ser consigue salir de ahí sin una encarnizada lucha interior! Y yo si no madrugo, no corro. Ha de ser lo primero que haga por las mañanas, ya que el resto la dedico a estudiar; y si tengo que sacrificar una de las dos cosas, el correr es siempre el perjudicado.
Esta semana, madrugar será la secuela del reto que me he planteado, a ver si le echo coj... Ehm, coraje. No haberlo conseguido siempre es lo que provocó que tuviera esas semanas en blanco, en las que sacrifiqué el correr por el estudio.
En una semana os cuento si fracaso o no, y, en caso afirmativo, contra qué pared me doy de cabezazos.


Mañana os intento comentar, prometido en público queda.
A cuidar el serranismo.
Besos,

Noa.

PD: Curvi, ¡yo también te echo de menos! ^^

jueves, 15 de octubre de 2015

Abducción.

¡Ay, Señó'! Al fin tengo un ratito para pasarme por aquí, amigas y amigos. Echo mucho de menos poder escribir más a menudo, pero ¡eso sí! Que os leo desde el móvil en mis insignificantes ratitos libres, ¿eh? El infalible antigrasa de Amelia -Fairy forever, jajaja-, lo bien que va Curvitas que ya se va alejando cada vez más de las tres cifras -enhorabuena ^^-, la receta de tallarines de calbacín de Ceci -hoy mismo lo estoy haciendo, ¡ñam!-, las celebraciones de Pili -¡felicidades atrasadas, guapa!-... En fin, que me da alegría leeros y siento no poder comentar todo lo seguido que me gustaría. :(

Y diréis, ¿por qué tanta desaparición? ¿Es que me han secuestrado? ¿Abducido? ¿Amordazado? Pues más o menos. ¡Que la facultad me tiene chupada la vida! Los días de semana lo único que hago es estudiar -hoy se han alineado los planetas y no tengo casi nada que hacer- y los fines de semana los aprovecho para estar con mi chico y mis amigas... ¡Así que ya veis! La verdad es que estoy contenta, me noto totalmente distinta a como era hace cinco años en la facultad: he perdido la vergüenza para hablar en clase, me intereso por prepararme todas y cada una de ellas, me esfuerzo más que nunca, algo que me hace sentir realizada. ^^ 
Es verdad que ayer me dieron un palo con respecto a las convalidaciones de mi antigua carrera... Todavía no tengo la resolución sobre si me las aceptarán o no, pero me encontré con un chico que estuvo en una situación muy parecida a la mía (si no, casi igual) y al que no le convalidaron casi nada. Estoy muerta de miedo. Como sea así, me quedarán uno o dos años más de los que esperaba para acabar la carrera y no creo que mis padres puedan permitírselo -mi hermano entra en la facultad supuestamente en dos años y a él también tendrán que mantenerlo-. En fin, intento no preocuparme en exceso, que ya tendré tiempo de sufrir si al final me dicen que no me convalidan nada, pero es más fácil de decir que de hacer. Por eso, procuro mantenerme ocupada. Pongo todo mi empeño para que todo salga perfecto en las asignaturas a las que me he apuntado: me he convertido en la pesada-cansina que siempre interviene en clase, y me encanta, jajajaja.

Aparte de esto, con respecto al peso y recordando mi entrada anterior, teníais mucha razón y os agradezco los comentarios, sois todo amor. Poco después de escribir esa entrada me vi en los 75 kilos again. En principio me enfadé, la verdad, pero luego decidí seguir vuestro consejo -que fue bastante generalizado-: no me agobié más. Seguí a lo mío, haciendo deporte, centrándome en la facultad, comiendo sano... Y ahora ya veo los resultados. Vuelvo a ver un 72,9 kg. en la báscula y ya no sólo eso, si no que la ropa me está más ancha y me siento mucho más ligera.
Sigo corriendo, y la verdad es que me va bien. Ya hago 45 minutos seguidos, ¡yuhu! Vale, que voy a un ritmo en el que me adelantan hasta las abuelas que salen a caminar. Un ritmo que si fuera más lento, iría directamente para atrás. Un ritmo que... Bueno, creo que ya se ha entendido. Oye, ¡algo es algo!


Seguid cuidándoos que la Navidad ya está aquí y habrá que estar ya buenorros/as para poder comer polvorones sin (mucha) culpabilidad. ¡He dicho!
Un besazo fuerte,


Noa.

martes, 29 de septiembre de 2015

El hambre es sólo mental


¡Muchachada!
Aquí sigo, en la sombra. La verdad es que después de escribir esta última entrada en la que relataba lo terrible aquella semana había sido vino... Otra semana terrible. Calcada, idéntica y horrible.
Supongo que tengo derecho a tener algún bajón, aunque éste se haya prolongado más de lo que me gustaría. Digamos que me invadió una frustración al verme, de repente, subir en la báscula, haciendo deporte y sin haberme llegado a pasar con la comida -tampoco cuidándola, todo sea dicho-. Vale, que estoy poniendo el grito en el cielo por algo que igual no es tan apocalipsis como lo parezco insinuar, que sigo en el entorno de los 74kg. -gramo arriba, gramo abajo-. Pero después de tirarme más de la mitad del año bajando y bajando, el estancamiento me jode importuna más de la cuenta.
Aunque viéndolo desde otro punto de vista, y siendo honesta, he de contar las cosas como son: sí, me he estancado, pero no he puesto todo lo que hacía falta para salir de ahí. En esta última semana he vuelto a dejar de lado la planificación de las comidas, algo que ha sido trascendental todos estos meses y que, por un motivo que sólo el altísimo sabrá, dejé de hacer de repente. Todos conoceréis el círculo vicioso en el que entré: subo de peso, me esfuerzo, hago deporte, correr da hambre, como, como, subo de peso, me esfuerzo, hago deporte, correr da hambre... Y claro, a ver quién es el guapo que llega a buen puerto haciendo tal cosa.
La semana pasada incluso dejé de lado el peso porque volví a estar muy enfadada conmigo misma y eso lo único que iba a conseguir era enervarme aún más. Y no queremos eso. Que yo soy de las que buenas a primeras te tira básculas por la ventana.
¡Pero se acabó todo! Para esta semana ya decidí de-verdad-de-la-buena-buena poner fin al diabólico círculo. No puedo dejar que el hambre dirija mi vida, porque a saber dónde me podría llevar eso. Como bien puse de título -que se lo debo y dedico a Matrioska, por cierto, me encantó jajaja-: el hambre es sólo mental. Y he podido con cosas peores. Así que ayer me puse manos a la obra: volví a mi plan de comidas -MyFitnessPal is back- y ahora todo parece marchar un poco mejor. Tampoco quiero cantar victoria, que después dicha victoria vuelve en forma de hostEJEM.

Volveré a escribir más aquí, pero tampoco puedo prometer nada diario, ya que la semana pasada empecé a ir a la Universidad de nuevo -¡vivaaa!- y tengo menos tiempo: entre los trabajos, ir a clase, las cosas de la casa, hacer deporte... Otra cosa no, pero polivalente soy una jartá -como dirían aquí-.

Mañana por la mañana me paso a ver qué hacéis con vuestra vida y a ver si lo habéis estado haciendo mejor que yo (que no es difícil, por cierto). Os agradezco muchísimo vuestros comentarios, ¡que sois el majismo hecho blogger!


Besetes y cuidaos del otoño.

Noa.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Tirón de orejas

Llevaba tiempo sin dejarme llevar por aquello a lo que todos conocemos como de perdidos al río, pero precisamente ése sería el título que le pondría a esta semana que acaba de finalizar. No estoy segura del motivo exacto que me llevó a ello, pero no voy a buscar uno para excusarme y utilizarlo cada vez que pierda el control. He tenido un hambre atroz y todo esfuerzo que he intentado hacer ha brillado por su insignificancia y consecuente ineficiencia.
Desde que comencé esta aventura para lograr llevar una vida saludable, muy pocas veces me he arrepentido de haberme permitido algo más con respecto a la comida. Era consciente de que, para lograr cambiar de hábitos de una vez por todas, era estrictamente necesario darme un número de comidas libres de forma sistemática (en mi caso semanal) y, por encima de todo, tener paciencia. Lo tenía claro: no se trataba de hacer dieta -entendiéndose ésta como un período de restricción que duraría hasta que se alcanzase el peso ideal-, si no de conseguir un cambio de hábitos a largo plazo. Entendía, pues, que las salidas de plan o caprichos de los que pudiera disfrutar eran parte del proceso, y que, siempre que fueran de forma esporádica, no había nada de lo que arrepentirse, ni mucho menos por lo que hundirse.
Hoy suelto todo esto porque realmente estoy un poco decepcionada conmigo misma. No es que en los últimos días me haya dado más caprichos de la cuenta, es que ni siquiera conseguía deleitarme: sólo engullía con un hambre voraz, algo que ha caracterizado a esta última semana. Esto me enfada sobremanera, porque no he sido capaz de pararme ni de impedir esa manera de comer automática y descontrolada.
Perdonadme por este rollazo, pero la verdad es que necesitaba escribir esto para verlo de verdad. No me puedo permitir esta actitud, más que por la pérdida de peso en sí (algo que siempre tendré tiempo de retomar), por una cuestión mental. No puedo dejarme controlar por la comida, eso sería volver a otro tiempo que no quiero siquiera recordar: yo soy la que manda en mi cuerpo, la que decide, y nadie más.
VALE. Hablemos de más cosas.
Reto personal para esta semana: no picar mientras preparo de comer.
¿Por qué? Ha sido mi particular talón de aquiles esta semana. Es el momento del día que más me cuesta controlar y quiero intentar superarlo. Os agradezco consejos o sugerencias si a alguno os pasa, que me desquicia no poder dejar de llevarme algo a la boca mientras hago la comida... Y diréis: bueno, pero al menos después comerás menos, ¿no? Qué va, como lo mismo, no me voy a perder algo que yo misma he preparado, ¡con lo buenisísima cocinera que soy! Jajajaja.

Tampoco penséis que me voy a hundir en la miseria por esto: no me rindo, amigos, nada de eso. No he caído en un abismo, sólo ha sido tropezón que tengo que superar. ¡Vamos, vamos, que lo consigo!


Gracias por vuestros buenos deseos en la entrada anterior, todavía no sé nada de las convalidaciones, ya que resulta que hoy no es lectivo -¿por qué? Buena pregunta- y recién mañana podré hacer los trámites necesarios. Así que, nada de apagar las velas.
Me gusta que mis entradas tengan cierto punto de humor, ya que así es como soy yo -ácida, muy ácida-, pero hoy necesitaba darme una regañina, espero que no me lo tengáis en cuenta. :D

Ánimos a todos, y a mí, ¡que estoy necesitada de ellos!
Besos,

Noa.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La crónica de la semana

¡Holita!
¿Cómo va ese septiembre saludable? Tiene razón Curvitas en que estamos todos un poco parados, ¿no? En mi caso, he estado un poco liada entre asuntos de la facultad, de casa y de médicos. Pero voy a ir por partes -como diría el viejo Jack-.
Ejercicio.
En tres palabras os lo puedo definir: oh-yeah-yeah. ¡Ya he conseguido correr más de 40 minutos! Sí, amigos, haciendo un esfuerzo sobrehumano, me compré un reloj con cronómetro por la increíble cantidad de seis euros. Así que ahora que he conseguido hacer el recorrido entero corriendo -4,4 km.-, he empezado a medir el tiempo que tardo e intentar superar mi marca. Sin embargo, no llevo ni un mes corriendo y tampoco quiero forzar. Salgo dos veces a la semana y los findes hacemos la ruta en bici de la que siempre os hablo. Vengo de la cultura del sofá y el culo plano, ¿vale? No voy a empezar por salir una hora/cinco días a la semana porque no tengo intención de provocar mi muerte aún.
La semana pasada justamente cometí un error de este estilo: martes: 40 minutos corriendo - miércoles: 60 sentadillas - jueves: desintegración de las piernas. Nada que no se cure con cuatro días de descanso, ¿eh? Así que el martes volví a la carga, hoy jueves de nuevo, y voy como una bala, amigos. Tengo que cuidarme, eso sí, que el domingo me atacó un dolor de rodilla diabólico... Lo que nos lleva al siguiente asunto.

Mi salud que, es de todo, menos de hierro.
Si bien conocéis bien el historial de mi salud mental -crazy, crazy-, tampoco mi salud física ha sido nunca para tirar cohetes. Debido a que soy bastante alta, tengo las caderas anchas y las piernas delgaduchas, sufro de algo a lo que llaman piernas en X, es decir, mis rodillas tienden a irse para el centro -tal que así, pero no tan exagerado-. De ahí que el domingo mi en-exceso-inquieta rótula izquierda me diera un porsaco increíble. Para que esto no ocurra, tengo que hacer ejercicios de abductores y demás músculos de la pierna para que la rodilla me deje vivir.
A esto podemos sumarle mi esguince-mal-curado de tobillo izquierdo -la izquierda no es mi lado prefe, está claro, ¿no?-, para el que tengo que ejercitarme frecuentemente con una cinta si no quiero recaer.
¿He llegado ya al punto en el que decís ay, la pobre? ¿No? Bueno, no os preocupéis: todavía hay más y peor. Por un dolor de pelvis que llevo teniendo desde hace un par de meses, me dieron cita para el ginecólogo: no me descarta una endometriosis minúscula, pero lo que tengo seguro es Síndrome del Ovario Poliquístico -es ya una epidemia esto-. Para los menos entendidos, el SOP provoca: reglas irregulares y dolorosas, caída del cabello, acné, salida de más vello, obesidad, entre otros. Su nombre es un poco desafortunado, ya que las que sufrimos de esto no tenemos por qué tener quistes: se le llama así porque el ovario tiene forma como si los tuviera. La ginecóloga me enseñó la ecografía y ¡madre mía! Qué cosa más deforme y fea. Encima, son ovarios que ovulan cuando quieren, vagos vaguísimos... Un encanto de órganos, vamos.
Solución: como casi todo en ginecología, anticonceptivos orales, again. La vuelta a las pastillas ha comenzado.

Terreno académico.
Ya es oficial mi entrada en el Grado de Estudios Ingleses. Si se producen las convalidaciones de mis años de Filología Inglesa -si sois creyentes, poned una velita para que esto ocurra, y si no lo sois, también: yo lo haría y soy más atea que las rocas :( -, en dos años podré sacarme el Grado de una vez por todas y tal vez luego poder hacer algún máster de algo que me guste... Porque sí, detesto esta carrera mucho, pero estoy infinitamente contenta de poder volver a estudiar y ver aunque sea un poquito de luz al final del tunel. El lunes sabré la resolución de las convalidaciones y os contaré... -recordad: velas-.


Ya podéis suspirar aliviados que la entrada kilométrica acaba aquí.
¡A ver si vuelven a la blogosfera los que faltan, que está esto muy callado!
A cuidarse y a comer fruta,

Beso,
Noa.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Recupero el norte


¡Aloha!
Ya estoy, chicos, ya estoy encaminada. Cuatro días después de volver de mis vacaciones, y ya me he quitado de encima 800 gramazos. Y eso que durante esta semana cuidar la alimentación ha sido más difícil de lo que esperaba. He tenido un hambre atroz, sólo los agujeros negros que se tragan hasta la luz podrían comprenderme. Me he mantenido, a pesar de esto, en las 1.500kcal. diarias -doscientas más de las que solía comer- y aún así tuve que hacer un ejercicio de contención propio de la fortaleza del Abismo de Helm en la batalla contra Isengard -Hola, frikismo-. Claro, esto tiene cierta explicación si tenemos en cuenta que he hecho bastante ejercicio casi todos los días y que vengo de unos cuantos días de viva-la-Pepa.

Recuperando el tema que quería abordar en la entrada anterior y que se vio eclipsado por mi arrebato de reivindicación semántica -me alegra por cierto no estar sola en mi tiranía, gracias por comentar-. Ya soy casi una corredora habitual, amigos -que no runner, eso never-, y quería contaros cómo me dio por empezar y qué tal está siendo la experiencia. Llevaba un tiempo dándole vueltas, ya que mis ingresos no dan para apuntarme a un gimnasio y que, a pesar de que tengo bici, las rutas que conozco, o son muy sencillas, o son demasiado empinadas... Y yo, amigos, sólo quería ponerme un poco en forma, en lo posible, sin morir en el intento.
Mi chico y yo salimos por primera vez ya hace más de dos semanas: sin reloj, sin móviles, sin control alguno, y teniendo en cuenta lo maniática que yo soy, fue en principio un poco desconcertante no saber siquiera el tiempo que llevaba. Mi intención fue salir, sin más, correr hasta donde pudiese, como si no hubiera mañana. Y lo conseguí ¡yey! (aunque mi novio se vio obligado a salir el doble de días para verdaderamente hacer algo de ejercicio, lo mío no contaba ni para quemar la tostada con tomate del desayuno).
Lo verdaderamente difícil fue lo que vino después: levantarme temprano dos días después para volver a salir, ¡oh, sufrimiento! Aquí llegó, sin embargo, aquello que me hizo seguir hasta hoy... Diréis, ¿el amor incondicional hacia mi pareja que decidió acompañarme, sin importarle que salir conmigo suponía la misma cantidad de deporte que tumbarse en el sofá? Pues no, no fue eso -qué afortunado es de tenerme, ¿eh?-. Lo que me hace seguir día a día, sudor tras sudor, es lo picadísima que estoy conmigo misma. Cada día que salgo procuro llegar un poquito más lejos, unos metros aunque sea. Lo único que me hace seguir queriendo salir a correr es derrotar a mi yo del día anterior y decir ¡ja, pringá!

Y en eso estoy. Puede parecer estúpido, pero así es. No me gusta picarme con otra gente, a mí lo que me estimula es mejorarme a mí misma, y estoy sorprendida de que estoy consiguiendo gracias a ese igual-no-tan-honorable sentimiento. Hoy me lo estoy tomando de descanso, pero mañana saldremos con las bicis -lo que supone unas dos horas de ruta, aunque menos intenso que correr- y el domingo vuelta al turrón, ya os contaré si me supero o acabo enfadándome conmigo misma y pegándole una patada a una piedra -estoy quedando demasiado violenta últimamente :( -.


Os seguiré contando.
Prometo no ponerme cachitas, que mis curvis no las quiero perder tampoco.

Beso,
Noa.

martes, 8 de septiembre de 2015

Running, ese término

No sé si os he dado ya a conocer mi faceta de tirana de la lingüística, pero la verdad es que lo soy... Y mucho. Hoy en día, el avance de la tecnología y nuestro estilo de vida es bastante más acelerado que el de nuestra lengua, por lo que en muchas ocasiones no hay más remedio que tomar términos prestados del inglés con el objeto de nombrar cosas para las que en español todavía no tenemos palabra. Hasta aquí todo estupendo y divino, y si no decidme cómo haríais para preguntar por el Wi-Fi cuando llegáis a casa ajena. Pues eso, que viene bien de vez en cuando.
 
El problema que yo planteo es otro, y es que si hay algo que detesto en este mundo es la utilización indiscriminada y, sobre todo, injustificada de anglicismos. Hoy a la gente le gusta el running, lo que toda la vida se ha definido con el intrincado e insólito verbo correr. La gente que hace running son los runners, y si todavía no estás preparado o no te gusta, siempre puedes probar con la nueva moda-modísima: el walking o power walking... Vamos, lo que en mi pueblo siempre ha sido andar rápido. Algo tremendamente novedoso que nadie ha hecho nunca, ni siquiera nuestras abuelas que se ponen sus zapatillas y su bolsito todas las tardes para darle tres vueltas a la manzana.
No voy ya ni a hablar del patético intento de hacer parecer anglicismos palabras de origen castellano o sencillamente inventarnos una que parezca que viene del inglés -véase: puenting o footing, en serio: ¡¿hola?!-, porque el Hulk que llevo dentro no podría resistirse a salir.
Tampoco quiero que penséis que voy a ir con un bate pegándole a todo aquel que diga que acaba de comerse una cookie -vale, que ganas no me faltarían-. Incluso me hace gracia el uso sátiro y aleatorio de palabras en inglés en una situación cualquiera. Lo que no entiendo es que se nos quiera meter en la cabeza que el walking es lo que se lleva sólo para inventar una nueva modita que seguir y publicar en Instagram. Con el lenguaje se nos manipula, se nos vende lo de siempre con un nombrecito en inglés, de forma que incite al borreguismo, a comprar todo el equipamento necesario para algo para lo que, por ejemplo, sólo haría falta unas zapatillas y un vestuario que no roce demasiado al andar.
No lo soporto, me enerva tremendamente, de la misma forma que ahora parece haberse puesto de moda decir horrores como: "pienso de que", "creo de que" y "resulta de que". Estoy aporreando el tecleado sólo de pensarlo. Pero ya está, que me embalo y no hay quién me pare.

 ... Fiuf, qué a gusto me he quedado. 
Vale, esto ha salido solo, yo sólo venía a deciros que hoy he corrido cuatro kilómetros, más de media hora parando sólo cinco minutos, que estaba radiante de contenta... Y se me fue de las manos,  jajajaja.
Por si interesa a alguien, mi sueño en la vida es investigar acerca de la lingüística, en todos los ámbitos -social, antropológico y, sobre todo, neurológico-, por eso salió todo esto. Cuando uno tiene una pasión, es demasiado difícil retenerla, y menos en un espacio como este al que vengo a desahogarme y soltar lo que pienso.

Mañana vendré a hablaros de algo que no sea tan peñazo ni tan furioso.
Voy a tomarme un valium o algo.

Besis,
Noa.

lunes, 7 de septiembre de 2015

La rentrée, amigos

Dejad de sufrir, que ya estoy aquí. Ha sido volver de la playa y volver la lluvia... ¡No me echéis la culpa! Que yo por mí me habría quedado allí eternamente, jajaja. Una de las vacaciones más bonitas de mi vida.
Playa de Los Genoveses (Cabo de Gata - Almería)
Nuestro periplo nos llevó a una de las puntas más bonitas de España: el Cabo de Gata y su pueblecito por excelencia, San José. Os lo recomiendo a todos aquellos que os gusten los acantilados, las playas vírgenes, los pueblitos con encanto y las aguas claras (y calentitas). El tiempo convulso que sufrimos ahora en el sur tardó en llegar lo que nosotros tardamos en poner punto y final a nuestras vacaciones, por lo que gran suerte la nuestra. Allí nos hartamos a jugar a las palas, anduvimos lo que no está en los escritos y salimos a correr por las mañanas -cuesta arriba, cuidao conmigo-. Así que mi faceta de quiero-y-parece-que-puedo-ser deportista no ha caído en el olvido -suena en este momento en mi cabeza el We Are the Champions-. 
La que sí que cayó en el olvido puede que fuera la moderación con respecto a la comida, porque he engullido como si no hubiera mañana. ¡Cuidado! Sin atracarme, sanamente, como persona que se lleva galletas a la playa y acaba comiéndose medio paquete mientras juega a las cartas, tal cual. He disfrutado de todo, del paisaje, de la comida, del deporte, incluso de alguna copita, y no me arrepiento ni me siento culpable. Siento que cada vez estoy más cerca de dejar mi TCA atrás y ser una persona normal, y eso mola. Pero ya profundizaré más en ese tema, ahora estamos con la vuelta a la carga.
Como podréis adivinar, hoy me pesé para ver por dónde volver a empezar a bajar los últimos kilitos. Para mi sorpresa sólo vi medio kilo más, un serrano 74,5kg., y digo sorpresa porque hasta ayer mismo estábamos merendando pasteles con chuches -como La última cena-. Ya es oficial el nuevo punto de partida, y aquí empieza un nuevo curso
 
Me veréis aquí más de lo que os gustaría.
Y recordad que winter is coming: habrá que estar buenorros para entonces.


Besetes,
Noa.


PD: Rafi, ya estoy, no te abandono más.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Vacaciones

¡Holita! ¿Cómo siguen esos cuerpos serranos? He vuelto sólo para decir que no voy a volver aún, jajaja. Así soy, un enigma (?). Me vi con un ratito libre, leyéndoos para ver qué tal íbais todos y dije: "venga va, una entrada cortita"
No voy a hacer el gran análisis de la situación actual, pero sí os diré que estoy disfrutando del verano como un cachorro. Disfrutando un poco de todo, de mi familia a la que estoy viendo este mes un poquito más, de mis amigas a las que no veía hace muchísimo, de mi chico al que ahora le han dado por fin vacaciones y, por último, y en este caso por ello menos importante, de la comida.
Estoy en un vaivén continuo, estas semanas no he dejado de encontrar planes que hacer, gente a la que ver, fiestas a las que ir... Y en todo esto lo único que me ha cohibido un poco ha sido mi escaso poder adquisitivo, ni hablar de perderme planes por estar en proceso de perder peso, ¡de eso nada! Que tengo 24 años, si no hago estas cosas ahora, no sé qué otro mejor momento tendré.

Claro, a todo esto tenía que buscarle algún tipo de arreglo, ya que con esa cantidad de comidas locas iba a llegar a septiembre siendo un cachalote. Y así, sin pensarlo mucho, me vi de repente hecha una deportista. Vale, igual no tanto, pero hoy salí a correr por tercera vez en una semana a correr con mi chico y ya tengo ganas de volver. Aguanto poco, un par de kilómetros, pero hacemos un total de una hora, y de ahí, media hora me la paso corriendo -veinte corriendo, ando un poco y corro otros diez, no os creáis que voy del tirón porque todavía me queda, pero tenedme fe-. La verdad es que me pico muy fácilmente conmigo misma, y aunque lo haya pasado mal, tengo ganas de volver a salir sólamente para superar lo que hice hoy. 
Yo, el primer día corriendo.
Aparte están nuestras rutas en bici de los fines de semana, en las que hacemos unos 20 km. como ya os he comentado otras veces. Por lo que, saliendo tres veces a la semana a correr y los fines de semana dos horas de bici, comiendo básicamente lo que me plazca en cantidades razonables... Me mantengo en unos estupendos 74 kilos, oh yeah
He subido, sí, un kilo y medio, pero tendré todo el tiempo del mundo para volver a bajar todo lo que tenga que bajar. Todavía estoy en un peso normal para mi estatura, no sufro de sobrepeso desde que dejé atrás la época de los 77 kg., por lo que, mientras no vuelva allí, todo estupendillo.

En fin, ya os haré una entrada más exhaustiva sobre la actividad física a la que intento por ahora acostumbrarme. El lunes salimos para pasar la semana en Cabo de Gata y mis zapatillas se vendrán conmigo para explorar los acantilados y correr un poquito por la playa -aparte de tirarme a la bartola y comerme mi peso en helados, claro-. ¡Muero de ganas!


Os leo desde el móvil, no puedo comentar, pero os vais a enterar cuando vuelva.
¡A empezar septiembre con buena pata!
Besete,

Noa.


PD: sigo pensando que correr es de cobardes.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Modo relax.

¡Holita!
Sí, que hacía mucho que no desaparecía y parece que lo echaba de menos. He estado una semana en el pueblo con mi familia y amigos, y creo que hacía tanto -taaaanto- tiempo que no tenía una semana tan movidita. Eso sí, tanto en el buen, como en el mal sentido. No os lo voy a contar todo, porque no me da el blog, pero la semana comenzó con la desaparición de una de mis mejores amigas, con todo lo que ello conlleva. Finalmente, después de un dispositivo policial de la hostia tremendo, la pudimos encontrar -estaba escondida, todo un culebrón: cuernos, rupturas,... etc.- y todo terminó más o menos felizmente.
La semana entera ha girado en torno a ese hecho, el grupo de mis amigas íntimas es bastante grande, por lo que este hecho desafortunado al final llevó a que nos pudiéramos reunir las nueve -cosa que ocurre por lo visto tras coincidir dos lunes llenas en mismo mes, es decir, cada tres o cuatro años-. Esto nos llevó a vernos casi todos los días entre unas cosas y otras, con las cañas y tapitas que eso conlleva. 

Aparte de eso ya recordaréis lo que os comenté, la mudanza. La custodia de mi hermano, mi abuelo y mi perra pasa ahora a mi madre -hasta ahora vivían con mi padre-, por lo que hubo que hacer este maxi-traslado. Si bien es triste para mi padre, creo que es algo positivo para ellos, ya que él siempre ha sido más laxo y desorganizado, por lo que mi hermano estaba ahí a su bola. Mi madre, por otro lado, es una persona mucho más organizada y pone unas normas muy claras para vivir en su casa -a veces es un poco cansina, pero en fin, como toda madre-. Esto les va a llevar a cuidar más su alimentación y, a mi hermano, a estudiar.
Con todo y con eso, hace seis meses hubo un cambio sustancial en mi hermano: el día siguiente a su cumpleaños dijo hasta aquí, desde entonces empezó a ir al gimnasio y a cuidar su alimentación como nunca antes lo había hecho -literalmente, no lo había hecho nunca-. Comenzó pesando 115 kg., hoy pesa 88kg. Es decir, una barbaridad. Ya está en un peso normal para un chico de su estatura -mide 1.91m. el animal-, pero él sigue deseando estar más sano y mejorando en el deporte. Hoy en día, mi mayor inspiración y referente es mi propio hermano. Mis diez kilos al lado de sus veintisiete quedan ridículos, jajaja.

En fin, lo más probable es que haya subido algún kilo que otro, pero que no preocupa en exceso. Es complicado cuidar la alimentación cuando la rutina es algo esporádico -por muy contradictorio que parezca-; y esto es el verano. Surgen planes, la gente se relaja y en casa no se puede estar. Este mismo fin de semana me invitaron a la feria de Málaga, por lo que el fin de semana será de todo, menos comedido. En dos semanas, a mi novio le dan 15 días de vacaciones, y ahí también os imaginaréis cuánta comedición habrá.
Repito, no me preocupa. Cuidaré los días en los que tenga tiempo para mí, y en esos serán en los que venga al blog a contaros -hoy, por ejemplo-. El resto, me dejaré llevar, porque he dejado atrás el sobrepeso y ya soy una persona con un peso normal. ¿Que me gustaría pesar menos? Claro, pero no por eso voy a dejar de disfrutar el momento. La comida es también parte de nuestra vida, y si disfrutamos comiendo: por algo será

Por cierto, Amelia, esta entrada va por ti, que decías que te daba vergüenza entrar en los blogs de los que siguen siendo constantes... Pues mira, jajaja. 

Seguiré volviendo, amigos.
Cuidaos, que este calor deshidrata.
Besis,

Noa.

domingo, 2 de agosto de 2015

Be sport, my friend

¡Holita!
¿Qué tal? ¿Cuánto habéis sudado hoy? No sé vosotros, pero yo he sudado la gota gorda en este precioso gran horno llamado Andalucía. Hoy termina un fin de semana en el que el deporte y las celebraciones han sido protagonistas.
Por un lado, ayer celebramos mi chico y yo un año viviendo juntos, por lo que os podréis imaginar que, como ha de ser, he pecado -con mi consentimiento-. Hicimos exactamente lo mismo que un año atrás: irnos al Albaycín -que subir tiene su deporte también- a un restaurante precioso, a comernos una fondue extra-engordante y a tomarnos una copa. Nos clavaron 50 euros, pero viendo el atardecer así, os digo que vale la pena:
El Carmen del Agua.
Por otra parte, no os vayáis a pensar que con la excusa del calor hemos dejado este fin de semana de hacer deporte ¡Sólo faltaría! -sí, amigos, deporte y yo: juntos-. Al haber pasado ya mes y medio de su operación, a mi chico finalmente le han dejado empezar a hacer ejercicio. Así que ayer, con todo el mono del mundo, cogimos nuestras bicis y fuimos a un pueblo vecino que estará a unos 10 kilómetros. Desayuno y vuelta, en total 20 kilómetros y una tostada con tomate cuya energía fue totalmente amortizada.
Algo que me llamó particularmente la atención fue que no me cansé ni un poquito tras un mes sin hacer cardio ni un mísero día. Vale, que el recorrido no es que sea muy abruto: es una subida ligera, pero constante durante los 10 kilómetros. Digo que me llama la atención porque la primera vez que hice esta ruta, a mitad de camino estaba echando el hígado por la boca, e incluso era incapaz de hacerla entera. ¿Por qué no he echado ningún órgano vital por la boca si llevo un mes sin coger la bici ni salir a correr? La única respuesta que se me ocurre: las sentadillas.
No sé si recordáis el desafío que os planteé en aquella entrada, pero continúo aún hoy con él. Mañana empiezo la tercera semana, y si bien es verdad que es asequible, guarda cierta dificultad... Y eso me gusta. Estoy muy contenta con él, creo que fue una muy buena idea empezar: siento las piernas más fuertes y, como os dije, he llevado la bici mejor que nunca. Y no va a ser cosa de un mes, ya que todavía tengo otros dos desafíos que completar. ¡Os mantendré al tanto!

Pero vamos al tema más mainstream de todos(?): el peso. El viernes la báscula dijo que esta semana había perdido 1,1 kg., por lo que ya peso 72,5 kg., así que sólo me quedan setecientos gramos para llegar a los 10 kilos perdidos en siete meses.
Es curioso porque a veces me miro al espejo y olvido cuánto he conseguido, me veo gorda, incluso estando en un peso totalmente normal para mi estatura. Sin embargo, esto va cambiando, cada día me veo mejor y me aprecio un poquito más, y eso es al fin y al cabo el objetivo último de este blog.

Mañana toca ir al pueblo durante quién sabe cuántos días, por lo que no puedo asegurar poder pesarme esta semana -al menos no en mi báscula, que ya no me fío de nada más- . Deporte voy a hacer, que tenemos mudanza, así que no hay que preocuparse por eso, jajaja.


Seguiré escribiendo desde la profundidad de la provincia de Córdoba.
Cuidaos y no os acerquéis mucho al ventilador,
Besetes,

Noa.

jueves, 30 de julio de 2015

Vengo a dejar de ser malaje

Para aquellos no-andaluces:
malaje.
1. adj. And. Dicho de una persona: Desagradable, que tiene mala sombra
Pues eso, que vengo a enmendar mis injusticias con vosotros. He sido plenamente consciente de las nominaciones que corren por nuestros blogs en estos últimos tiempos, y como ya comenté en su momento, yo soy muy perrísima para esta clase de cosas -no es de hoy, antes cuando estaban de moda las cadenas por e-mail, yo era la única que no reenviaba ninguna, porque ya entonces era mala gente en potencia-. Sin embargo, y ya viendo que mi blogueril amigo de 'Mi vida gorda' ha vuelto a nominarme, he decidido enmendarlo (casi) todo de una vez.


En primer lugar, agradeceros a todos, que yo suelo tener ya mucho premio con que me leáis y tengáis la gran bondad de escribirme y darme ánimos, pero esto también se agradece.
Voy a empezar por el llamado Versatile Blogger Award, al que me nominaron Evie, Alicia, Javi, Nana y Ro -si me falta alguien: perdón, perdón, perdón-. Gracias chicos, sois todo amor. No puedo nominar a 15 blogs más, porque creo que ya nos hemos nominados todos entre todos, pero sí contar las siete cosas esas tan famosas sobre mí:
  1. Soy argentina, y bastante orgullosa de ello -perdemos finales de fútbol, pero da igual-. En doce años que llevo en España, sólo he podido volver una vez, cosa que me entristece profundamente.
  2. Hablo cuatro idiomas: inglés, alemán, francés y castellano -este último surprise, surprise, ¿eh?- y estoy aprendiendo italiano y griego. Y más que vendrán, muajajaja.
  3. He vivido dos años en Alemania, en una ciudad preciosa llamada Potsdam, a un paso de Berlín.
  4. Para lo que es la media en España, soy bastante alta (1.77m.) y a veces me he sentido acomplejada por ello. Ya lo voy superando, que es bonito llegar a la parte alta de la despensa.
  5. Me encanta el fútbol, soy súper aficionada y súper culé. Para jugar prefiero el baloncesto.
  6. Toco la guitarra y mi género de cabecera siempre ha sido el rock: para mí, la mejor banda de la historia es Led Zeppelin, y no acepto discusiones acerca de eso.
  7. Sé un poco de todo, soy extremadamente curiosa y es la favorita de mis cualidades.

Aparte de esto, el hombre conocido y bautizado como Rafi -el culpable de todo, jajajaja- me ha nominado también al Black Wolf Award, para el que, si bien no puedo nominar a 15 blogs, porque la mayoría a los que yo nominaría ya los ha nominado él, sí voy a contar mi motivación para escribir en el blog, que se ve alentada con este tipo de reconocimientos, dicho sea de paso.

¿Qué me motiva y qué siento al recibir este premio?
Bueno, para empezar quería decir que yo abrí el blog por un motivo puramente egoísta. Volví a meterme en este mundo porque deseaba ordenar mi cabeza y mi vida, sencillamente. Este es un rinconcito en el que me siento comprendida, además de mi particular terapia. Que se me reconozca, ya no sólo de esta forma, sino también con los comentarios que recibo en cada entrada, me ilusiona. Me ilusiona y me hace sentir bien de verdad que mis historias y experiencias puedan ayudar a alguien. Esto me ayuda a continuar en mi camino hacia una vida plenamente saludable, y no os puedo estar más agradecida. -todo lo que he dicho es plenamente egoísta también, pero admitámoslo, es algo inherente en el ser humano (?) -

Miles de gracias, Rafi, por esto, y siento haber tardado jajaja. Dejo para otra ocasión el Best blog award, porque si no esta entrada va a ser realmente interminable. Además, no quiero que sepáis tanto de mí de repente, a ver si os voy a empezar a caer mal a estas alturas.


Mañana vuelvo con el peso de la semana, ¡crucemos dedos y piernas!
Besetes,

Noa.

lunes, 27 de julio de 2015

Carbohidratos simples: un amor imposible

¡Holita! ¿Cómo de rápido van bajando esas barrigas?
Hoy vengo a hablaros de un tema que me ronda la cabeza desde hace meses -le doy muchas vueltas a todo, ¿vale?-. Son controvertidos, son polémicos, provocan riñas tumultuarias en el apartado de comentarios de muchos blogs del mundo, son... Los carbohidratos. Actualmente el mayor de los enemigos de gran parte de las personas a dieta. Los conoceréis bien, y yo si pudiera viviría comiendo patatas sin parar, pero en este caso el amor es dolor (?).
Mi postura ante este grupo de nutrientes ya la sabréis: no soy partidaria de eliminarlos de la dieta. Considero que una alimentación saludable ha de incluir todos los grupos, y sí, también hablo de la más famosa de todas las antagonistas: la grasa. No son de mi agrado las dietas con nombres famosos que se dedican a eliminar cualquier cosa que huela a harina de la alimentación -Dukan, Atkins... etc.- y, aunque respeto y entiendo a aquellos que las practican, no comparto su forma de actuar. No creáis que no sé de lo que hablo, ya que yo participé en su momento en un programa de una dieta del estilo -mejor no hablar del efecto rebote que me provocó porque es para echarse a llorar-.
A pesar de que mi postura es prácticamente inamovible, los últimos meses he venido notando algo en mi organismo, y es que parece que no tolero bien la ingesta de carbohidratos simples. Apenas haberlos consumido, me invade un cansancio profundo, tanto, que a veces necesito tumbarme por un rato. ¿Me he vuelto loca? Probablemente, pero no tiene nada que ver con esto.

Ayer mismo, por poneros un ejemplo, hicimos lo que cada fin de semana: salimos temprano a hacer deporte y desayunamos lo de siempre: pan blanco con tomate, fruta y un bollito suizo -mi capricho de domingo-. Cinco minutos después de terminar, necesité estar 15 minutos tumbada porque no podía con mi cuerpo. Esto era algo a lo que yo antes no daba más importancia, sencillamente lo achacaba a haber desayunado demasiado o a haberme levantado más temprano que de costumbre; se había convertido en algo normal en mí, era el bajón del desayuno.
Sin embargo, en este último tiempo he estado prestándole atención, y he observado que se trata de algo que me ocurre también en comidas ricas en carbohidratos simples -pasta, arroz, patatas-. El hecho de que ocurriera a la hora de la siesta hizo que este bajón pasara desaprecibido, ya que yo siempre he sido una persona tranquila y fan de la siesta. Me he percatado, no obstante, que tras esta clase de comidas podía llegar a dormir hasta dos horas de siesta sin problema alguno. En contraposición, observé que tras almuerzos que eran ricos en verduras y proteína -incluso habiendo comido un trozo pequeño de pan blanco o haber incluído un poco de patata- no sentía necesidad alguna ni de tumbarme ni de dormir. 
Me gustaría dejar aparte, eso sí, los carbohidratos complejos (como panes integrales, o legumbres, que son además altas en fibra), con los que el cansancio tampoco aparece.

La conclusión de todo esto la he sacado tras un tiempo de observación de mi propio cuerpo y, dado que no le daba mucha importancia, no pensé que fuera necesario acudir al médico por algo que me parecía tonto. Sin embargo, tras comentárselo a mis amigas -todas fantásticas médicos haciendo el MIR-, me dijeron que fuera a hacerme una análitica, ya que esto podría deberse a muchas cosas, entre ellas, diabetes -¡NOOOO!-. Vale, a lo mejor esto último lo dijeron para asustarme... Pero lo consiguieron. :(
Así que esta semana tengo cita ya para lo de mi interminable regla, controlarme la tiroides y para esto. Soy la ruina de la Seguridad Social, entre mi novio enfermo de Crohn y yo hemos provocado la crisis, jajajaja.

Sé que esto no es nada científico, y por eso voy a acudir a mi médico en breves, pero cada día son más las pruebas que evidencian el impacto negativo que azúcares y harinas refinadas producen en nuestro cuerpo. Con esto no quiero decir que haya que olvidarse de comer patatas para siempre -mi peor pesadilla, por cierto-, sino incluir carbohidratos de absorción lenta en nuestra dieta, intentar limitar el consumo de azúcar lo más posible e incrementar la cantidad proteína magra y de verduras.


Nada más por ahora, que mi cansinismo está alcanzando hoy límites insospechados.
A cuidarse y a beber agua.
Beso,


Noa.

viernes, 24 de julio de 2015

Más peso, menos barriga

Sí, señores, así de paradójica es la vida
Hoy, por primera vez después de tres meses y medio, he subido de peso -¡chan, chan, chan!-. En principio no lo entendí, la verdad. No me he dado ni un mísero capricho en toda la semana, no he superado las 1.200kcal. en los últimos días, he estado haciendo deporte... Vamos, que el primer impulso fue abrir el balcón -primero mirar a ver si pasaba alguien, que tampoco quería ir a la cárcel- y tirar la báscula. Pero no, la violencia en este caso no fue la solución.
Tras superar este arrebato, y sabiendo que la báscula muchas veces es muy perra puñetera, fui a medirme a ver si tal subida era verdad o la maldita me estaba embaucando. Para mi sorpresa, había perdido 1 cm de caderas, 1,5 cm. de barriga y 1 cm. de pecho -vaya, justo donde me habría importado subir-. Claro, diréis:
 
Y tendréis razón, pero digo yo que alguna de las siguientes circunstancias habrá tenido algo que ver.
Como os comenté en la entrada anterior, llevo dos semanas ya sufriendo -y mucho- de la llamada menstruación. Probablemente esté reteniendo más líquidos de la cuenta.
Además, ¡os imaginaréis los musculazos que me están creciendo después de cinco días de sentadillas! Vamos, hombre, ¡poco he subido para la cantidad de músculo nuevo que tendré! Jajajaja.


Buen fin de semana, y a cuidar a esos cuerpos serranos.
Besetes,

Noa.

jueves, 23 de julio de 2015

Habemus carrera

 ¡Holita!
¿Cómo van esas vidas saludables? Encantada estoy de que os haya gustado mi entrada sobre el Reto de las sentadillas. Os informo que voy por el cuarto día y ya voy notando la zona... Sin agujetas, pero que al sentarme siento músculos que probablemente antes ni siquiera existían. Que sepáis que os tengo fichadas a las que me habéis dicho que sí (o casi), por lo que Vero, Nana, Curvitas, Ceci, Daniela, Empresso, Pamela...
¡Arriba los culos! ;)

Por otro lado, y sin que tenga nada que ver, me gustaría compartiros que he conseguido plaza finalmente en otra carrera. Se trata de Estudios Ingleses, la equivalente a la carrera que ya empecé en su momento: Filología Inglesa. Y diréis, si no te gusta, ¿para qué te vuelves a apuntar? Pues porque necesito avanzar. Como me dijo Nightingale en un comentario: tenía que hacer algo.
Ya me he hecho el cuerpo, y quiero terminar esa carrera, tener un maldito título superior ya y poder especializarme en algo que de verdad me guste -ya que a partir de ahí podría hacer un master en Traducción o algo por el estilo-. Además, esta carrera podría facilitarme la consecución de algún trabajo medio decente, por lo que tendré que pasar por el trance de acabarla de una puta vez. También tendré que ver cuánto me convalidan de Filología, pero eso es otro trauma que abordaré cuando toque. 
De todas formas me mantengo en lista de espera para Traducción de alemán. Sigo sin tener muchas esperanzas de entrar, pero por lo menos he avanzado nueve puestos en la lista de espera. Something is something -¡ole ahí ese inglés nativo!-.
Conclusión: ¡que ya tengo carrera! ¡que no voy a ser ni-ni más! ^^

Hoy entrada express, que mañana llega el peso y tendré que venir a contaros lo muy feliz/cabreada que estaré. -sí, esto para mí es express-. Estos días me he sentido muy hinchada, y es que -chicos, tapáos los ojos- llevo dos semanas con la regla, por lo que parece ser un desajuste hormonal tras dejar la anticonceptiva. 
Ya podéis ver el panorama -tengo susto :( -.



Mañana os veo, corazones.
Besetes,

Noa.

lunes, 20 de julio de 2015

Squat challenge: el famoso reto de las sentadillas

¡Aloha! ¿Cómo están hoy las cabezas?
Yo viéndolo un poco de otro color todo tras un día de playa en familia, y de un buen bronceado que a mi piel simpsoniana le venía más que bien. Hemos disfrutado, reído, comido y bañado, por lo que ahí, poco más que decir.

Hoy voy a abordar algo que parece haber captado vuestra atención en la anterior entrada, y es que parece que las llamadas formas sensatas o insensatas formas de hacer el famoso 'Squat challenge' os han hecho tilín. Por eso, y aprovechando que yo empecé hoy, voy a hablar de él larga y tendidamente.

Todo empezó hace unos meses, cuando empecé a ver en el amplio mundo de la interner fotos de antes-y-después de chicas -o más bien de sus culos- tras hacer el ya famoso 'desafío de las sentadillas'. La verdad es que los cambios que se ven en algunas fotos llaman, como poco, la atención; aquí lo podéis comprobar. Por un lado están los cambios que yo veo lógicos, glúteos más firmes y una ligera reducción de la celulitis. Por otro, sin embargo, los que ya igual van demasiado lejos -ejemplo- ... Y es que, aparte de ser estos bastante extremos, se producían ya no sólo a nivel de pandero, sino también en el cuerpo en general. Me refiero a chicas que, además de acabar con un culo que fácilmente podría utilizarse para partir nueces, perdían bastante peso en el camino. 
Vale, entiendo que, si uno pasa de hacer la nada absoluta a unas cuantas sentadillas diarias, pueda perder algo de peso, pero no llegar a 5 ó 6 kilos sin ayuda de cardio y/o un cambio de hábitos alimenticios. Por lo que ya tenía yo la mosca detrás de la oreja.

Me puse a investigar y resulta que el desafío que estas chicas presuntamente hacían, era bastante extremo. Aquí a la izquierda podéis ver la dinámica que se sigue: el primer día ya hay que hacer 50 sentadillas de un tirón -what?!- y así ir aumentar la cantidad diariamente hasta llegar a las 250 -¿HOLA?-. No sé si habréis ido alguna vez al gimnasio, pero allí jamás os mandarán a hacer 250 repeticiones de nada. Ni en series, y menos aún de corrido -Dios lo impida-. 
Sinceramente dudo que ninguna de los que se ha atrevido a hacerlo haya conseguido llegar a hacer 250 sentadillas como deben hacerse. Ni 250, ni 200, ni 150. Y es que, siento decíroslo, pero por hacer más sentadillas de un tirón, no vais a conseguir el trasero de Jennifer López antes. Al músculo no hay que llevarlo al límite, y menos si venimos de una vida de sofá-y-peli. No es efectivo y acabas hecho polvo.
Esto para mí es lo insensato. 


Sin embargo, hace poco me topé con algo muy interesante en el blog de My Fitness Pal -aplicación con la que somos uña y carne-. En él, nos invitaban a empezar el reto de sentadillas que planteaban en la página Travel Strong, mucho más asequible, pero igual (o más) efectivo.

Consta de tres niveles, que nos llevarán un mes cada uno. Cada semana se llevarán a cabo cuatro tipos de sentadillas distintos, siempre con un máximo de 50 repeticiones diarias, que podrán dividirse en tandas si fuera necesario. 
Aquí a la izquierda podéis ver el primer reto. Justo encima de cada semana podéis ver el tipo de sentadillas que se ha de hacer. En la propia página disponemos de las explicaciones sobre cómo hacer cada una de las sentadillas, además de un vídeo para cada una. 
Si os veis muy verdes en el inglés, o sencillamente no tenéis ganas de complicaros la vida, aquí os presento una nueva sección del blog, en la que explico el reto más explayadamente -en castellano, claro-.
Para ir a la página podéis que hacer click aquí.

Y aquí concluyo por hoy. Os invito a empezarlo conmigo, que como bien sabemos en esta parte del mundillo bloguero, todo en compañía es más fácil -menos engordar, que para eso no hace falta nadie, jajaja-. ¿Que será duro? Por supuesto, pero para mí es bastante sensato que el anterior, además de asequible para principiantes -los que no vamos al gimnasio y lo máximo que hacemos de musculación es traer la compra a casa-.
¡Apuntáos conmigo y conseguid un pandero de revista! Si no os funciona os devolvería el dinero, pero ya sabéis que yo no os cobro, soy un pan de dios. Jajajaja.


Gracias por leer.
Besiletes,

Noa.

viernes, 17 de julio de 2015

Cual hormiguita: 73.1

Ganas de que vuelvan las bufandas. :(
No me van a dar una medalla a la velocidad, eso lo sé, pero tampoco es que esto vaya a mermar mucho mi tranquilidad. La tranquilidad que me da haber perdido otros 400 gramazos y de llevar desde el 9 de abril en una bajada de peso continua, sin subir ni un gramo
Así que me doy dos besos, me doy la enhorabuena y sigo.
Os quiero dar las gracias por vuestros comentarios de ánimo, de verdad. La semana se ha complicado un poco más después de enterarme de una serie de problemas familiares. Así que la conclusión que puedo sacar hoy es: que esta semana no voy a jugar a la lotería, está claro. Estoy un pelín baja de ánimos, pero bueno, recurramos al siempre útil refranero español, que es un no parar de sabiduría: no hay mal que por bien venga. Esperemos.

Cambiando un poco de tema, os quería presentar el nuevo artilugio que he incluido a mi blog, y es el amigo Twitter, o tuister, como queráis llamarle. Ahí voy a ir publicando cosetas con respecto al tema del blog -y sobre alguna que otra cosa-, ya que aquí no puedo estar cada dos minutos refiriéndoos artículos y cosas que me interesen.
Ahí está el botoncico de "follow", por lo que podéis seguirme o followearme cuando queráis. Sé que la mayor parte de vosotros tenéis Instagram, pero yo no soy muy de echar fotos a cosas: porque mi teléfono y su correspondiente cámara son un churro, y por perrerismo.

De alguno de mis últimos tuits hablaré próximamente, ya que tratan de dos temas muy interesantes: la variación de calorías para la pérdida de peso (relacionada en este caso con la leptina) y evitar así la temida tumba metabólica; y por otro lado, el famoso 'Squad challenge', o desafío de las sentadillas, pero de una forma sensanta (sí, hay una insensata), al que me pienso apuntar para reafirmar el culete después de tanto perder peso y tanta fofez.
Aquí abajo a la derecha, en el tuister, podéis ver los enlaces a los artículos originales.


Gracias por pasar. Id en paz y por la sombra.
Besetes,

Noa.

martes, 14 de julio de 2015

Hoy va la cosa de decepciones

Sí, ha llegado la alegría de la huerta. Por lo visto, está realmente complicado poder acceder a la carrera que me vuelvo loca por hacer -Traducción e I. de alemán-. Dado que que hay un total de 35 plazas (ya ocupadas) y que estoy la número 31 en la lista de espera, mis esperanzas están en el fondo, realmente fondo, de mi ser. He podido añadir otras carreras a las que no me importaría entrar, pero una vez más me salgo por la tangente y no puedo ir realmente a lo que de verdad quiero.
Otra opción era esperar al año que viene a ver si con una nueva selectividad tengo oportunidad de entrar, pero mi chico me ha convencido de que otro año en blanco no me va a hacer nada bien: o sea que hago algo, o hago algo.
Sí que es verdad que en noviembre será la última adjudicación y ahí es donde se van a acabar todas mis posibilidades, por lo que hoy he tenido que plantear los planes B y demás alternativas.
Y, ¿a quién en la historia le ha gustado alguna vez un plan B?

Por otro lado, y para seguir con el ranking de decepciones, estaba a la espera de que me llamaran de un trabajo, bien remunerado y cerca de casa. Me dijeron que hasta el sábado de la semana pasada estarían recibiendo currículums y luego me llamarían si acaso. Estoy viendo que, o bien se les ha olvidado, o bien han cogido a alguien más.


Por lo que soy oficialmente ni-ni.
Cosa que, como podréis imaginar, me deprime mucho; e intento salir adelante y pensar que va a ir mejor, pero a veces me fallan las fuerzas.


En fin, lo demás bien. Comer: bien; dormir: bien; calor: muerte. Lo normal.
Besetes,

Noa.

domingo, 12 de julio de 2015

Cuidado: obras.

No se preocupen y circulen sin cuidado alguno, que lo único que hemos cambiado aquí ha sido la fachada. ¿Os gusta mi blog que en forma alguna parece estar escrito por una niña pequeña? Vale, es un poco flower-power, lo admito; no obstante, se trata de una plantilla que prácticamente diseñé yo hace unos cuantos años -con base de otra muy distinta- y la echaba de menos. Era reticente a volver a ella por ser la que utilizaba en el blog cuando sufría del TCA y me traía mal recuerdo, pero ¡qué cuernos! Que le tengo cariño y ha vuelto sin complejos para quedarse. 

Y sí, aquí me tenéis, retransmitiendo en domingo sin mucho más que decir. Como buen fin de semana, me he permitido mis tres comidas libres semanales, necesarias para no volverme crazy del todo. Ya estoy con el tradicional canguelillo de mañana-la-báscula-verás-tú, pero bueno, lo llevo bien. 
El viernes vi ya el 73,5 en la báscula, por cierto, algo que mañana vamos ya dando por sentado que no se repetirá, pero que me dio la tranquilidad de saber que sigo en mi línea. El 74 ya me ha costado más quitármelo de encima, por lo que veo que el camino se va empinando. 
Peeeero como yo soy muy peleona, estoy preparada para lo que venga.

[Mientras que lo que venga no sean más olas de calor, por diorrr, que muero agónicamente]


Os veo desaparecidillos a muchos, ¿eh?
¡No me abandonéis en verano! ¡Yo nunca lo haría!
[o igual sí, por una playa...]

Besos,
Noa. 

martes, 7 de julio de 2015

Colleja

Hola, hoy vengo a regañarme un poco.
Desde la boda, esto ha sido un no parar de indulgencias y ya es hora cortarme el rollo. Para que veais a lo que me refiero, el domingo mi chico y yo agotamos el comodín de las pizzas, porque quién quiere cocinar tras una boda y el calor que hacía. Totalmente aceptable, el perrerismo siempre ha sido para mí motivo suficiente, sin embargo ya ayer me empecé a columpiar un poco.
De camino a comprar agua, vimos lo fresquito que se estaba en la calle y lo mucho que apetecía una cervecita -es decir, aquarius y cocacola zero- al aire libre, por lo que nuestra noble misión acabó convirtiéndose en tres hermosas tapas.
Un día de despiporre, bien; dos, lo acepto; ya en el tercero tengo que pararme los pies.
Y eso estoy haciendo.

Hoy fue ensaladita de pasta y de cena quiero hacer un gazpacho fresqui con un yogur. Que por cierto hice gazpacho por primera vez la semana pasada y desde entonces no paro.
Allá os lanzo esta pregunta de trascendencia mundial: ¿Vosotros le echáis vinagre? Yo sí, pero porque soy la loca del vinagre, ¿estoy en lo correcto? Ahí os lo dejo.


Vaya entraducha, en fin.
Beso,

Noa.

domingo, 5 de julio de 2015

Siguiente paso

En mi infinita falta de lucidez actual como consecuencia del calor mortífero que hace aquí ahora mismo, vengo a contaros qué tal va la vida. Aparte de que detesto el verano muy enérgicamente, bien. He superado el siguiente paso en mi caminito, el viernes pesé 74 kg. justos. He perdido del tres de junio al tres de julio 1,7 kg. Pues eso:


Aparte de eso, ayer tuvimos mi chico y yo que asistir a una boda, con todo lo que ello supone: comer y beber como si lo fueran a prohibir. Lo pasamos genialmente y sí, pequé mucho, pero ¡a ver si me voy a tener que privar de cosas hasta en una boda! ¡Sí, hombre! Que ya gestiono yo mucho sufrimiento diariamente para añadir más, ¿eh?
¡Ah! Además, me dijeron aproximadamente unas quichicientas veces que estaba más delgada y qué había hecho para conseguirlo.  
Paciencia y amor, amigos. 

Por cierto, algo que no viene al caso, ¿a alguno os gusta Lana del Rey? Temo porque me está gustando, y para alguien que ha sido toda la vida heavyrockeriza, es extraño. Las letras son ñoñitas y a veces me da sueño, pero está bien la chica, ¿no? -¿en qué me estoy conviertiendo?¿Será la edad? -

Voy a meter la cabeza en el congelador.
Besos y gracias.

Noa.


[Edito]
Se me olvidaba comentar y agradecer a mi amigo de la esfera blogueril "Mi vida gorda" por haberme nominado en esto de "Best blog". Yo es que no soy mucho de esas cosas, y espero que me perdones si no sigo la cadena -soy así de perrísima-. Las preguntas, eso sí, las contestaré en breves, para que me conozcáis un poquito más y veáis que en realidad soy tan así como parezco.

lunes, 29 de junio de 2015

Adelante, siempre adelante

Al fin, lo que todos esperábamos, vuelvo (?). Jajaja, sí, al fin parece todo volver a estabilizarse, por lo que el blog vuelve a tener su huequito en mi agenda. La verdad es que vengo de unos días muy convulsos: antes de ayer escribí una entrada sobre cómo me sentía con respecto a algo que me pasó, y, la verdad, me alegro de no haberla publicado. Estaba pasando por un momento horrible y decía cosas que, si bien es verdad en ese momento las sentía, hoy que todo parece arreglado empiezo a verlo de otra forma.

Os haré un resumen, sin embargo espero que no me pidáis mucha más claridad, ya que es un tema del que me cuesta todavía hablar. Hice algo, que me da mucha vergüenza contar, por culpa del alcohol mía -que al fin al cabo fui la que bebió-. La cuestión es que le hice daño a la persona que más quiero y, si bien es verdad que me ha perdonado y la cosa parece volver a su cauce, sigo pensándolo y queriendo que me trague la tierra.
Creo haber conseguir enmendarlo, pero ahora toca lo más importante: cambiar. No estaba dispuesta a que el alcohol fuera motivo de otra situación que pudiera arruinarme la vida, por lo que, sin más dilación, decidí suprimirlo. Está claro que no sé controlarlo, llega un momento, sin que me dé cuenta, en el que dejo de ser consciente de lo que estoy haciendo, dejo de ser yo. Y esto ya es inconcebible.
No lo quiero en mi vida, no lo necesito. Se acabó.


81kg. vs. 74kg. ¡Fight!
Pero dejando esto ya atrás, volvemos a nuestro tema favorito: 
sigo perdiendo peso *yey*.

Y, ¡tachán! Sí, señoras y señores, aquí os traigo una de estas fotos tan chachis del antes-despúes. Una foto de cómo estaba al empezar el blog -la foto es del verano pasado, pero el peso es el mismo que en enero, 81,7kg.- y una foto de esta mañana, cuando la báscula me dio un 74,4kg. mu' bonico. ^^ [Si hacéis click en la foto se ve en grande.]
Siete kilos de diferencia hay entre una u otra. A ver, siéndoos sincera, yo me veo ya de cierta forma buenorra, ¿eh? Jajaja. Ahí no salgo muy favorecida, pero es que la ropa me queda grande. ¡Veo venir unas rebajas donde encontraré talla de cosas! Oh-yeah-baby.

Me paso a ver vuestras cosetas.
Beso a todos.

Noa.

jueves, 11 de junio de 2015

Primera meta: ¡conseguida!

 Amigos, amigas:
Hoy la báscula marcó 74,9 kg.
*tirí-tirí-tirí*



Así, como me leéis. He superado mi primera meta, llegar a los 75 kg. -la cara de asimilación todavía me dura-. He de decir que, a pesar de que estoy pegando saltos, todavía no sé si creérmelo del todo: mañana me quiero pesar otra vez y ver si el peso es más o menos aproximado. Así que hoy me portaré bien para mañana no cortarme el rollo, que se me explota la burbuja de la felicidad, y no queremos eso.

Hace cinco meses, cuando empecé el blog, jamás pensé que iba a ir tan bien -cruzo dedos, toco madera, tiro sal para atrás, que lo gafo-. Me cuesta tanto creer lo que veo en la báscula y pensar que hace nada de tiempo estaba sufriendo con mi sobrepeso, mirándome al espejo y corriendo en círculos sin saber qué hacer. 
Estoy, no contenta, sino radiante.
He perdido casi siete kilos en cinco meses. Con constancia, buena actitud y, sobre todo, toneladas de paciencia, estoy consiguiendo un cambio de forma sana. Me gustaría hacer especial mención a este blog, que ha sido imprescindible para mí estos cinco meses.  Me ha servido para ordenar mis pensamientos y poder marcar el camino a seguir, y, si bien es verdad que estos eran los motivos por los cuales lo empecé, jamás pensé que su efecto iba a ser tan contundente. 
Mi cambio físico está siendo notable, lo veo en el espejo y en lo cómoda que voy ahora con mi ropa -que necesito nueva, por cierto, ¡oh rebajas, venid a mí!-. Intento centrarme en lo que he avanzado, mirando siempre el lado bueno, que es lo que me ayuda a seguir adelante y no desesperarme si me encuentro con algunos gramos de más.

En fin, esto parece un discurso de los Oscars. Y para que termine de parecerlo, os voy a dar las gracias a todos vosotros, los que comentáis, me aconsejáis y me animáis. Que este blog sin vuestro ánimo se quedaría prácticamente en nada, así que gracias por estar ahí.


Hala, sólo me ha faltado decir que no me esperaba para nada este premio y caerme subiendo al escenario.
¡Gracias por leer!
Besos,
Noa.