domingo, 29 de marzo de 2015

Muere dieta, muere.

Jajaja, maldita sea la semana santa y sus dulces. Ayer vinieron mis tres sobrinos -los de mi novio, míos también ahora porque me llaman tita *-* -, mis cuñados y mi suegra, esta última cargada con roscos y pestiños hechos por ella. Nunca había probado los roscos y maldita la hora en que lo hice. Menos mal que los pestiños no me gustan, porque hay una caja entera que me parece que ahí se va a quedar jajaja. Y nada, aparte estuve tomando con ellos batidos, comimos galletas y helados... Creía que me moría, esos niños son pozos infinitos de comida, ¡no se puede comer tanto! Jajaja. Qué gracia, yo soy mucho de niños, y más estos que son muy cariñosos y sociables. *alerta: instinto maternal*

Esta semana he tenido un poco de dilema a la hora de poner el peso oficial, por un motivo muy sencillo y es que no sabía qué poner. Sí, como habéis leído. ¿Loca yo? Mirad: el jueves pesaba 77,7 kg., algo que no era real -lamentablemente- después de que el miércoles lo hubiese devuelto todo gracias a la medicación maldita de la que hablé en la entrada anterior. La médico me dijo que suspendiera el tratamiento inmediatamente y que los efectos se me iban a ir en unos días. Me dice: "igual notas retención de líquidos por culpa de la cortisona, es normal..."
"Maldita seas", pensé. 
E hice bien en pensarlo, sí, porque el viernes estaba en 79,5 kg [!!] Me sentía hinchadísima, qué horror. Era otro peso irreal, evidentemente, pero no os puedo negar que volver a ver esa cifra me dio una rabia de esas de tirar la báscula por la ventana sin miramientos. El sábado, todavía en fase de negación, lo volví a intentar: 78,1kg. *alivio*, algo mucho más razonable y normal, por lo que éste fue mi peso de la semana.
Así que:  trescientos gramos menos, ¡viva!

Y hasta ahí mi calvario de cifras con final feliz, ¿veis cómo una no se puede fiar de los números?
Que disfrutéis del domingo de ramos, que como decían en mi pueblo,  
el que no estrena, se le caen las manos.
Besos.

Noa.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Infortunios


Hoy volví al médico por culpa de mi espalda.
La radiografía dice que está bien. El hueso está bien. Conclusión: es muscular. Por tanto, decidió mandarme unos inyectables maravillosos que no cubre la Seguridad Social y que son la muerte en un pinchazo. No sólo tuve que pagar once euros, sino que además fue la inyección más dolorosa del mundo. Vine coja a casa. Y espera que ahora viene lo mejor: llevo todo el día con diarrea, náuseas y mucho malestar. No, rectifico, lo mejor es esto: me sigue doliendo la espalda. Y mucho. Como comprenderéis, después de todo esto, me niego a seguir tomando la muerte en vena -mirad el enlace, el líquido es rojo sangre y todo-

Estoy harta
Andaría, pero duele. Cogería la estática, pero duele. De correr ni hablamos, y la bici con este tiempo tormentoso está en cuarentena. Ni siquiera puedo estar sentada. Mis amigas -acabando Medicina ya todas- dicen que lo lógico es una resonancia, para poder ver tejidos blandos, pero por lo visto para sacarle una resonancia a una médico de familia de la Seguridad Social hay que, o bien llorar, o cabrearse, o romper cosas, o todo lo a vez.
Llevo ya dos meses con esto, joder, y lo único que hacen es mandarme pastillaje sin siquiera saber qué me pasa. Sólo quiero saber lo que tengo, atenerme a las consecuencias y dejar de tomar drogas sin ton ni son, porque nada me funciona y me sienta muy mal.


Perdón por tanta indignación, pero es que estoy cansada
Volveré más contenta, espero, y con mi peso oficial. Con la alimentación voy genial, mañana os cuento.
Beso.


PD: no digo que todos los médicos de la Seguridad Social sean así, pero si yo os contara la rachita que llevo... Una peor que la otra.


Edito: Son las 4h. de la madrugada y aquí sigo. Sí, porque por lo visto el Inzitan también provoca insomnio. He tenido además taquicardias y temblores. Ya lo escribo para expresar mi rabia e instinto asesino, pero también para que si a alguna vez sufrierais de esto y os mandasen Inzitan, que os lo penséis dos veces. He pasado el día más insoportable y más largo de mi vida. Y parece no acabar aún.

lunes, 23 de marzo de 2015

Fin del invierno

Jerséys de hombro caído. Amor eterno de invierno.
Peeeero para mí el invierno terminó ayer, que hoy luce un solazo que madre mía. Ains, un tiempo ya sin pasar. El descontrol podría haberse apoderado de mi vida de forma aterradora... Pero no lo ha hecho. Jajaja. Vale, algún día de descontrol ha habido y más teniendo en cuenta que mi fin de semana empezó esta vez el jueves. Os digo que me he portado más o menos bien igualmente, ¿eh?

El peor día fue el miércoles. La semana entera fue terrible en Granada -meteorológicamente hablando-. Sin poder salir, sin mucha motivación para nada, se me presentó el miércoles. La soledad no es algo que me agrade. Está bien tener momentos puntuales, como ahora son las mañanas, para mis cosas, pero en general me gusta y disfruto de la compañía. El miércoles mi novio se fue directo del trabajo a una jam de poesía y yo aquí, viendo la Champions. Ganó mi Barça, sí -tenía que decirlo-, pero verme sola a la hora de cenar y los tres días de encierro y desmotivación que llevaba a mis espaldas, me llevaron al peor desenlace: un atracón y su posterior consecuencia. Es la segunda recaída que tengo este año, y bueno, tenía que pasar. Llevo ya más de año y medio de recuperación y todavía puedo contar mis recaídas con los dedos de las manos. No voy a darle más importancia, ahí queda. Preocuparme de que no vuelva a pasar y ¡p'alante!

El jueves fue día de amigas. Hacía mucho que no las veía, ellas tienen sus vidas académicas y sociales, y yo soy un tanto exagerada en mi filosofía de molestar lo menos posible a todo el mundo. Esto se ve reflejado en mi vida social, que no es tan prolífica como me gustaría. El día de amigas derivó de una felicitación de cumpleaños, me invitaron y yo fui contenta. Con botella de vino, claro. Fue noche de charla, de risas, de música. Ni me planteé controlar la alimentación aquel día, sólo disfrutar. Cayó alcohol, sí, pero mi peso oficial reflejó 400 gramos menos. Contenta, claro, y con unas ganas irrefrenables de ver ya un 77, jajaja. Ya llegará.

El alcohol, por cierto, no lo veré en una temporada: este viernes me dio una infección de orina. Por tercera vez. Estoy muy harta, ¿eh? Les tengo una tirria a las cistitis que no os imagináis, el verano pasado me tuvieron que ingresar y todo por resistencia al antibiótico. Ahora antibióticos durante una semana y nada del alcohol, consecuentemente. En verano no sabéis lo que me costó no beber, y ahora lo hago sin problema alguno. Hay que ver cómo he madurado... Jajajaja.

Asunto deporte: cada día tengo más ganas de salir a correr o a hacer algo. Todavía lamentablemente tengo la espalda mal, me hicieron una radiografía y el miércoles tengo cita con el médico... Otra vez. También estoy muy harta de ir al médico. ¡Quiero hacer vida normal ya! Estoy con una rutina de ejercicios para el tobillo -desde el esguince no ha vuelto a ser el mismo- para poder hacer carrera, aunque sea en llano y unos pocos minutos. Me gustaría salir a correr con mi gordo, que en compañía se va mejor. El pobre está malito, así que esperemos que para final de esta semana podamos salir juntos.

Y hasta aquí, que me extiendo en mi cansineo. En el finde he comido lo que me ha dado la gana pero en su justa medida, para variar.

¡Ah! Que conste que no escribo, pero que os leo, ¿eh?
Besos.

Noa.

viernes, 13 de marzo de 2015

Bajar y bajar

¡Decidme si bajar dos kilos en tres semanas no es para estar contenta! *-* Vamos, yo lo estoy flipando porque, incluso con todos los días que me tomé libres, he conseguido bajar, y bajar además tanto. Vale, igual pensáis que dos kilos no son tanto, lo mismo pensaría mi yo de hace unos años, pero si os digo la verdad, cuando empecé, no tenía tanta fe en mi nueva forma de alimentación. Con esto quiero decir que sencillamente con reducir un poco las cantidades, los picoteos entre horas y la cantidad de carbohidratos -igual esto último no lo he reducido tanto, pero ya sabéis de mi insana relación con el pan. Necesitaría unos parches y rehabilitación intensiva para dejarlo-, no pensé que fuese a perder peso de una forma tan continuada y moderadamente rápida. 
Yo imaginaba un descenso más discontinuo y mucho más lento, en plan: un kilo al mes, unos gramillos por semana. Claro que yo no tuve problema con ello, y lo acepté: prefería cambiar a unos hábitos alimenticios saludables y que ese cambio me durase para toda la vida. Que si tengo que estar un año intentando perder peso, lo estaré, no me importa que sea un cambio lento siempre que se produzca.
Es verdad que, muy probablemente, cuando me vaya acercando a mi peso ideal -unos 65 kg.-, se me haga más cuesta arriba y tenga que empezar a ponerme más seria con el deporte, pero por ahora estoy bastante contenta. ¡Que sólo me queda un kilo de sobrepeso! Jajaja, Ya, ya, ya sé que la cosa no es tan así, pero me gusta pensarlo. Por mi altura y mi complexión, mi normopeso está entre 77,7kg y 58 kg., y mi peso ideal entre 64kg. y 71kg. Me hicieron la prueba hace unos años, pero esos números se me quedaron bien grabados jajaja.

Y cambiando un poco de tercio, no recuerdo muy bien en cuál de vuestros blogs leí una entrada acerca de la preciosa chica de la foto: Jennifer Lawrence. En ella, citabais una entrevista en la que ella decía que en Hollywood la consideraban obesa, una actriz obesa. Atención a la palabra, obesa. Y no es que ella esté exagerando, yo misma he visto comentarios de gente diciendo que necesitaba perder peso. Con toda la sinceridad del mundo voy a decir que si esa mujer está obesa, por Dios, dejadme ser obesa a mí también. Vale, que no tiene un cuerpo tonificado, con abdominales marcados ni nada por el estilo, pero la chica mide 1,72 kg. y pesa 62 kg. Un peso totalmente normal para una mujer de su altura. A pesar de que tiene mucho talento y de que es muy bella, sus representantes le decían que con ese peso nunca iba a llegar a nada, y miradla ahora. Una excepción que alegra la vista entre tanto bicho palo y tanta hipocresía.
Sin embargo, el objetivo principal de publicar su foto era otro muchísimo más egoísta que el de reivindicar cosas jajaja. Sí, y era para señalar que la forma de mi cuerpo es calcada al del suyo: alta, pecho normal, ni muy abundante ni plano, cintura estrecha, caderas generosas y piernas delgadas. Tal cual. Y ni os imaginás las ganas que tengo de quitarme estos kilos de encima y poder verme en ropa interior al menos la mitad de buenorra que esta mujer.

Lo de Jennifer Lawrence no venía mucho a cuento, pero vi la foto de refilón y pensé en... Pensé en mí, jajajaja. Egoísmo puro.

Edito: la foto que he puesto es el antes del photoshopeo. La foto de después, en la que en mi opinión le hacen un flaco favor, es ésta. Parece que le han chupado la sangre. Pero que la historia del photoshopeo sigue, y si no, mirad aquí. Ya se nos está yendo de las manos, han llegado a photoshopear hasta a Kate Middleton, y digo yo: ¿qué demonios hay que corregir en Kate Middleton? En fin, abordaré el tema pronto, porque me indigna profundamente.

Gracias por pasar.
Besos a todas.

lunes, 9 de marzo de 2015

La nueva moda: "Green Smoothies"

Hola, holita, ¡feliz comienzo de semana! Espero que vuestro finde haya sido tan pecaminoso como el mío jajaja. Vamos, que yo ni lo voy a comentar, porque ha sido normal, y cuando digo normal me refiero a comer normal, sin restricciones de persona que está a dieta, pero sin atracones de persona con ansiedad. Alguna que otra salida con familia y pareja, como ya viene siendo habitual en nosotros. Es curioso que esto de que salimos tanto sólo lo empecé a notar desde que empecé el blog, antes me parecía tan normal que ni le echaba cuentas y mira, resulta que somos adictos a la calle y a la comida jajaja.
Me pesé esta mañana para ver más o menos lo que había ocasionado el fin de semana y me encontré con 700gr. más. No es de extrañar. Pero me veo el viernes ya atisbando un 78, ya veréis. Estoy optimista. ^^ Hoy no ha sido el día más ejemplar del mundo, diréis, mal empezamos. Pues sí, jajaja. He merendado cinco o seis galletas María con miel. Y me comí un puñadito de patatas fritas de bolsa antes de comer. Esos han sido los pecados, pero ahora cenaré una frutica o una rebanadita de pan integral con pavo y mañana seguimos compensando.

Hoy quería hablar de la nueva moda que se mueve entre las famosillas del momento y en cuyos Instagrams podréis ver omnipresentes: los llamados green smoothies, o lo que yo diría en un lenguaje de toda la vida, un batiburrillo de verdura y fruta. Con pajita, eso sí. Si buscáis en el maravilloso mundo de la interner podréis encontrar información a porrón acerca de los beneficios, los nutrientes, que es bueno para hacer deporte luego porque se digiere rápido, gente que hace dietas detox sólo a base de estos batidos y, por supuesto, un sinfín de bondades. Pero no voy a hablar de eso, porque para eso están los demás amigos del mundo de la interner como os he dicho. Voy a hablaros de mi experiencia -para variar-.


Si os soy sincera, yo sólo había escuchado hablar de ellos de refilón, pero nunca me llamó la atención combinar verduras con frutas. La cosa surgió el viernes, cuando vi que parte de una bolsa de espinacas estaban en mi nevera a punto de echarse a perder. Era hora de merendar y no me iba a hacer espinacas con garbanzos, obviamente. De repente me vino la inspiración y acudí a la sabiduría de Google en busca de un green smoothie de esos -como dirían aquí-. Metí las espinacas (un puñado aproximandamente), medio plátano, una manzana pequeña y medio vaso de leche de soja. Añadí un poco de miel para endulzar y a triturar como si no hubiera mañana. He de admitir que estaba sorprendentemente bueno. Me salió un vaso, bastante espesito y riquísimo. Es una buena forma de comer verduras verdes en crudo, yo que en esta época todavía no le estoy dando mucho a las ensaladas. Un truquito bueno para el verano es congelar, por ejemplo, el plátano, de forma que queda fresquito y no queda aguado.
Otro dato sorprendente, llena mucho. Yo al menos me quedo como si me hubiera comido un jabalí, jajaja. Es cierto que dos o tres horas después tienes hambre otra vez, por lo que yo descartaría por completo sustituir la comida o el desayuno por uno de estos. En mi opinión, diría más bien que sirve para media mañana o para merendar si nos da la ansiedad de dulce a esa hora. Es sano, nutritivo, llena y... ¡es dulce! ¿Qué más se puede pedir? Al menos yo estoy contenta con el experimento y os animo a probar.

Recetillas que he probado: aparte de éste que os he comentado -espinacas, plátano, manzana y leche de soja- he probado también cambiar la manzana por una pera conferencia (con piel y todo). Riquísimo también. Además, esta mañana probé a cambiar las espinacas por el brócoli. Igual me pasé con la cantidad de brócoli, ya que hay que tener en cuenta que éste crudo tiene un sabor bastante fuerte. Quedó igualmente bueno.
En este enlace os dejo una imagen con sugerencias por si os interesara probar. La recomendación que haría yo sería que no mezclarais cítricos con las leches de soja. No es buen experimento ese, os lo digo. Por lo demás, a ir probando.

Eso sí, que si queréis ir a la moda del todo lo tenéis que poner en un frasco.
Sin frasco, nada.
Besos.

jueves, 5 de marzo de 2015

Semana de cambios

Bueno, tanto, tanto no ha cambiado las cosas, pero sabéis que soy muy dada al drama. Entre el peso, que estoy malita, la regla, los festejos... Os cuento.
Empecemos por el lunes de las alegrías. Dado que mi fin de semana se alargó desde el jueves al domingo, fui a pesarme con todo el miedo del mundo. Señoras, en la pantallica de mi báscula de las chanclas apareció un 79,8. Lejos de ponerme a pegar saltos de alegría, lo primero que pensé fue que la nueva, la conocida como báscula de las chanclas, me estaba engañando. No estaba tranquila. Un rato después, mientras ordenaba el armario, encontré unos pantalones que intenté ponerme en Nochevieja y que, para mi desgracia y mi sorpresa, me quedaban bastante pequeños. Pequeños de salirse las lorzas por todos los lados, una tragedia. Para ver si la báscula me la había metido doblada, desenfundé esos pantalones que, pesando menos de 80, tenían que quedarme bien a la fuerza -en Nochevieja pesaba casi 83-. Y alegría, alegría, me estaban tal cual el día que me los compré, y las básculas pueden fallar, pero la ropa no, y menos los pantalones.
Aparte de mis particulares victorias con el peso y la ropa, mi novio me dio otra alegría al llegar de la oficina: le van a hacer un contrato en su empresa -hasta ahora era autónomo-. Fue una noticia buena de las de verdad, y es que él se lo merece más que nadie porque no puede ser más trabajador y estar más comprometido con su trabajo. Claro, quería hacer cenita para festejar, por supuesto. Y obviamente yo no le iba a decir que no: cenamos jamoncito del bueno y una copita de vino. Con todo el gusto del mundo.
Sigamos con el martes rojo. Diréis, ¿rojo de sangre? Pues sí, jajaja. Pero nada de asesinatos ni muertes, sólo la visita mensual. Fue un día realmente malo, mucho dolor, empecé además con el dolor de cabeza/garganta con el que aún hoy sigo y me dio la ansiedad reglosa que me llevó a comerme una tableta de chocolate. Sí, la tableta entera. Ahí, en negrita, que se vean bien mis vergüenzas, jajaja. Joer, qué ansiedad me dio, pero eso sí, lo compensé con la cena y la verdad es que desde entonces vengo haciéndolo súper bien. A ver cómo responde mañana la báscula marichancla. Qué nervios.

He pensado en empezar a medirme para ver los progresos y además ir haciéndome fotos. Ahí, un book bueno del desvanecimiento de la grasa, jajaja. La verdad es que la báscula puede ser engañosa, pero como dije antes, lo que no engaña es la ropa y, consecuentemente, tampoco las medidas. En general, me cuesta bastante ver mis progresos. Eso sí, tengo suerte de que la grasa se me reparte "bien". Si bien se me acumula gran parte en las caderas y el culete, al ser bastante alta, se me nota menos.
Una cosa curiosa es que cuando empiezo a bajar de los 80 yo sé bien lo que pasa: empiezo a perder pecho *chan chan chan*. Sí, es donde más empieza a notárseme -¡maldita sea, cuerpo!-. Y ya de 75 para abajo se me estabiliza el pecho y empiezo a perder más de los otros sitios. Para que veáis que ya me conozco jajaja. Lo bueno es que tengo ropa para prácticamente todos "mis pesos". Cuando llegue a 77, tengo otros pantalones que ya sé que me van a estar bien. Y así hasta los 65, jajaja. Es un estímulo, ya que sé que empezaré a tener cada vez más ropa disponible *-*. Quiero llegar al verano con como mucho muchísimo 75kg. No quiero pasar otro verano pesando más de 80 y tapándome con la toalla -así soy-.

Voy a intentar escribir más seguido, que esto no puede ser, casi una semana sin venir. Me estoy portando bien igual sin tanta necesidad de tener que pasar por aquí, pero hacer esto me desahoga y me hace bien. Ahora tengo un cuadernito rojo en el que apunto todo, que también me ayuda un montón, pero estaría bien combinar las dos cosas. Ya que en mi cabeza no consigo organizar mi vida, necesito ayudas externas. Todos tenemos nuestros límites, la clave es encontrar cómo reforzar estos puntos débiles y mejorar; y en eso estoy, oye. ^^

Os leo y cuidaos.
Besos.