sábado, 6 de junio de 2015

Hogar, dulce hogar.

"¿Qué?¿Cómo?¿Casa?"
Queridos/as lectores: habemus alta. *suena el We are the champions*. Hoy aquí estamos los dos, haciendo vida normal -cómo se echa de menos esto, maaaaadre- y más contentos que un arbusto. Mi chico está como una rosa, tiene que recuperar peso y masa muscular, que después de un mes en cama se cansa bastante, pero más allá de eso, bien, sin dolores ni sufrimientos. Eso sí, parece salido de una huelga de hambre: 64 kilos, mide 1.80 m. Pues ya veis, se lo lleva el viento.

Como os imaginaréis, este último mes mi pérdida de peso fue relegada a un segundo lugar. No he estado para mucha marcha, la verdad, entre sus problemas y los míos. Aunque, en ese sentido, no puedo decir que mayo haya sido muy infructífero: he perdido en total un kilo y cien gramos. A mi ritmo, ya sabéis. Esta semana no he bajado nada, pero por lo pronto no tengo pensado flagelarme.

Sin embargo, este mes será el de la recuperación -vaya, parezco Rajoy-: en dos semanas será la operación, por lo que tendrá que recuperarse y reposar. Luego, cuando vuelva a estar como un toro (que lo estará), intentaremos coger un poco de forma física los dos juntos. ¡Al fin sabrá lo que se siente correr un kilómetro y ahogarse!, dice mi lado malvado.


¡Gracias por comentar!
Besos,
Noa.

2 voces:

Unknown dijo...

Cuanto me alegro!!! Que suerte que todo este saliendo bien!
Mente positiva siempre ayuda, la buena energía!!

Arriba y a seguir adelante!! =)

Anónimo dijo...

Qué importante es retomar la normalidad cotidiana, que tan poco valoramos cuando la tenemos. Me alegra saber que todo se va enderezando de a poco. Juntos lo conseguiréis, no me cabe la menor duda ;)