miércoles, 25 de febrero de 2015

Productividad

He de asumir que no soy una persona del todo organizada, y no lo soy porque no quiero, sinceramente. Quiero decir que yo, en mi limitada sabiduría, sé ser organizada, pero lo soy cuando no me queda más remedio que serlo: en el trabajo, que con el pan no se juega; cuando me quedan contadas horas para un examen, los esquemas que me hago no tienen rival conocido; cuando me voy de viaje, ni en una agencia me lo organizan mejor ni más bonito ni más barato... En fin. Que soy organizada por obligación, cuando de mi sueldo, de mis notas o del dinero (ahorrar) se trata.
Ayer se me vino a la cabeza todo esto que he ilustrado en este último párrafo, como una revelación, y pensé: ¿Por qué no aplico esa capacidad a mis que haceres diarios? En mi día a día no tengo unas tareas marcadas, la verdad. Tengo muchas cosas en la cabeza siempre, cosas que puedo hacer y que me vendrían bien para progresar, pero soy imposible para ponerme. "Ya tendré tiempo de hacerlo", "más tarde igual", "cuando termine de leer esto, me pongo", "bueno, ya no porque es de noche"... Y así, os podéis imaginar a lo que me refiero. 
Me llaman muchas cosas la atención, me la paso leyendo artículos aquí o allí sobre temas muy diversos: desde las propiedades del trigo sarraceno, pasando por política, hasta temas de astrofísica (hasta donde llegue mi entendimiento, claro). Si bien es cierto que no considero esto perder el tiempo "del todo", ya que podría pasármela jugando al Candy Crush -como en el Congreso- o en Facebook, es verdad que esto me suele impedir centrarme en algo concreto y me hace querer abarcar demasiadas cosas a la vez. Me considero una persona extremadamente curiosa, todo me interesa y no es un problema; es más, lo considero una de mis cualidades. No obstante, tengo que intentar centrarme para poder ser más eficiente y alcanzar mis objetivos.

¿He encontrado la solución? Bueno, estoy en proceso. Ayer hice algo que hoy pareció tener un efecto positivo: me hice una lista de cosas que hacer y un tiempo máximo para hacerlas, calculándolo así a ojo. Y ha sido un día de los más productivos que he tenido en mucho tiempo. Hoy tocaba limpieza -mi madre viene mañana, por lo que limpiar era imprescindible- y ayer me hice una lista con todas las cosas que tenía que hacer, empezando por levantarme a las nueve en punto. Fregué toda la casa, hice la cama, limpié el baño a fondo, fui a hacer la compra a dos supermercados distintos, hice fajitas con la masa casera, ensayé durante dos horas y aquí estoy, escribiendo. Eso sí, estoy hecha polvo, pero me dio tiempo a hacerlo todo. Increíble. A lo mejor así dicho no parece tanto, pero otros días, entre distracciones y vaguezas varias, podía tirarme dos días fregando la casa.
¿Es ésta la solución? Por eso dije que estoy en proceso, porque quiero ver lo que dura. La verdad es que no hago más que faltarme a mi propia palabra, a ver cuánto tardo en faltarme a mi propia palabra escrita. No, pero seamos positivos. Quiero ver el final de mi maldita costumbre de procrastinar y lo quiero ver ya. 
Creo que esto también puede ser una ventaja a la hora de las comidas, ya que tendré que organizármelas también. Hoy habré hecho literalmente cuatro comidas; cinco si contamos el té que me tomé a primera hora. Sin picar absolutamente nada entre horas. Claro, ¿picar cuándo? ¡Si no he tenido tiempo!

Mañana, como dije antes, viene mi señora madre. Conociéndola nos vamos a pegar una panzada de andar, que acabaré queriendo que me amputen los pies. Ella es que eso de "autobuses" no sabe lo que es. Como imaginaréis, va a estar difícil planear nada para mañana. Iré a recogerla a la estación de autobuses a las diez de la mañana, por lo que, si quiero que la casa esté decente cuando venga, el madrugón está asegurado -yo llamo levantarse a las 8:30h. madrugón, para que os situéis conmigo-.
No he podido comprar la báscula aún, a ver si mañana tengo suerte y encuentro alguna en Alcampo, que está al lado de la estación de buses. Ya no sé si actualizaré mañana, pero el viernes vuelvo seguro. Y ya se me acaba el tiempo para hacerme algo y poder cenar a una hora medio decente, por lo que os dejo ya y el viernes me paso por todos vuestros blogs.

Beso.

2 voces:

Esther dijo...

Es buena estrategia lo de apuntar en una lista todo lo que quieres hacer al día siguiente. Yo lo hago en mis momentos límite de súper estrés. Por ejemplo trabajo en casa con repostería creativa. Muchas veces me he juntado con 2 pasteles de cumple o yo que sé 200 galletas de Halloween... además de eso he tenido clase y he tenido que llevar la casa. En esos momentos clave es cuando me hago las listas... pero por norma general siempre suelo llevar una rutina en la semana de: ahora toca limpiar, de tal hora a tal hora hago esto...pero eso sí, cuando no tengo clase, a pesar de hacer las mismas cosas me tomo mi tiempo para hacerlas y perreeeo y juego con el móvil, y leo y me pongo a cantar... jajaja. Si te ayuda hacer eso para organizarte y lo sigues haciendo, al final te acostumbras y no te hace falta lista!

Ojos. dijo...

Yo también soy organizada por obligación. Pero, el noventa por ciento del tiempo, soy desordenada por vocación. Tengo que estar muy al límite para tomar cartas en el asunto y planificar bien el día.
Lo que si estoy haciendo ahora, (llevo un par de días) es apuntar todo el dinero que me gasto.
Tengo una libretita verde y voy a puntando en rojo lo que gasto, en azul lo que ahorro. Supongo que después de todo, si me está sirviendo lo que estudio, aunque sólo sea para ser consciente de lo que tengo y lo que no.
Hoy es un día que debería de aprovechar, así que a ello voy :)