martes, 3 de febrero de 2015

Ya está aquí la tercera edad

Sí, soy definitivamente una abuela, y si me vierais ahora mismo recostada en el sofá con el cojín en la espalda, metida en el brasero y con cara de qué-malita-estoy-y-qué-poquito-me-quejo, estaríais de acuerdo conmigo. Resulta que desde hace aproximadamente una semana he venido sintiendo un dolor en la parte más baja de la columna, donde la espalda pierde su nombre no, un poco más arriba. Empezó como un dolorcillo, que en principio achaqué a la inminente llegada de la menstruación junto a alguna mala postura, pero que ha ido aumentando y aumentando en intensidad. Esta tarde pensé que ya estaba más o menos bien e intenté hacer un poco de bici estática: craso error. Ahora estoy aquí varada cual ballena malita -lo de ballena no lo digo con segundas aunque pueda parecerlo jajaja- y cambiando de posición continuamente porque el dolor no me deja tranquila.
Así que ya veis, no era sólo la regla sino también un algo desconocido que espero que no sea herencia de mi madre, que tiene una hernia discal y el dolor es en el mismo sitio -horror-. Mañana mi médico espero que me saque de dudas, aunque sinceramente no tengo muchas esperanzas puestas en esa mujer, que suele pasar bastante de cualquier cosa que pueda decirle. No lo entiendo, con lo maja que yo soy. En fin. 

Con respecto a la comida lo voy llevando bastante bien. Creo que igual debería tomarme más en serio lo de mi diario de comidas, otro de los consejos que me dio la psicóloga en su momento para ayudar a superar la bulimia. Os mentiría si os dijera que no funciona, a mí en su momento me supuso una cierta disciplina y autocontrol. Ahora como ya tengo esa faceta, no voy a decir que superada, pero más o menos a raya -desde que admití mi problema y pedí ayuda hasta hoy han pasado ya unos 15 meses-, lo he venido dejando un poco de lado y es una pena, porque no sólo ayuda a evitar los temidos atracones y posteriores purgas, sino que también es un buen método para controlar lo que uno come. 
Diarios: el regreso.
A este respecto he de decir que para mí lo primordial es no obsesionarse con que todo lo que se vea escrito en esta especie de diario sea perfecto-light-lechuga, sino que creo que es muy importante el hecho de que veamos nuestros caprichos, si nos los hemos dado, como algo natural, normal, y necesario. Nos hemos salido de nuestro plan de alimentación sana y nos hemos comido un trozo de bizcocho, ¡no hay problema! ¿Es que no hay tiempo para volver a nuestro plan -por llamarlo de alguna manera-? ¿Estamos en una carrera? No. Nunca
Después de mucho equivocarme y mucho pasarlo mal, he llegado a la conclusión de que hay que aprender a valorar lo que verdaderamente es importante: si llegamos al verano y no hemos alcanzado el peso que nos gustaría, pero por otro lado hemos conseguido cambiar de vida, aprender a comer cosas distintas y buenas para nosotros, hacer deporte, salir más, ver más el sol... Por mucha talla 38 que no podamos ponernos, lo que deberíamos es estar felices, fantásticas, mejor que nunca por haber conseguido lo más difícil. Cambiar.

Si bien es verdad que yo no tengo ahora mismo ningún problema de obesidad que superar, dado que sólo sufro de unos 5 kilos de sobrepeso -de 77kg. para abajo decía mi nutricionista que es un peso normal para mí-, esto ya me supone una cuestión de autoestima. Sé que con 65 kg. estoy muy bien, toda la ropa que me gusta me entra y me veía estupenda. Claro, eso de que me veía estupenda lo veo ahora, en aquel momento no era capaz de apreciarlo: me veía como un tonel. Estaba enferma, claro, y lo que también puedo ver ahora es la falta de brillo que tenía, se me había caído todo -tetas, culo, cara, seamos claros- y estaba como gris... No quiero volver a eso. De a poquito y constante, no tengo prisa y, aunque me lleve un año, tengo intención de conseguirlo.

Y después de esta reflexión maravillosa y que no tenía mucho que ver con lo anterior, pero que salió espontánea, me despido. Igual vuelvo con una sección de diario alimenticio de esas, ya veré mañana.
¡A cuidarse! Y yo la primera.

6 voces:

Alicia Aprendiendo dijo...

Ay esos doloresssssss. Tu madre podría haberte dejado en herencia un buen culo y unas buenas tetas!! jajaja

Noa, lo importante es que estés bien.

Sufrí anorexia nerviosa. No me quería, ni sentia que me quisiera la persona que en aquel momento era mi marido. Padecí alergías alimentarias que desembocaron a terror en la comida y para colmo tenía una Helicobacter Pilory ( o como se escriba). Yo pesaba 82 kilos y en 2 meses llegué a los 67 kilos. La gente por la calle me decía que estaba muy guapa, pero desconocían los motivos y yo que me sentía como una mierdecilla, lloraba ante los comentarios. Pedí que me mandaran al siquiatra, ( aún recuerdo las lágrimas de mi dra de cabecera) yo tenía miedo a comer, miedo a que cualquier cosa que me llevara a la boca me reaccionara y acabara en urgencias. Mis reacciones alérgicas eran reales, mi dolor de estómago era real, el tener que llevar adrenalina en el bolso para un posible shock anafiláctico era real. Sólo tuve una visitia con el siquiatra, fue claro, las reacciones alimentarias me las provocaba yo, a consecuencia de algo que no era capaz de exteriorizar, pero que sólo yo cuando quisiera y le echara valor saldría de mi miedo, superando aquello que no me estaba dejando ser feliz. No me recetó pastillas, me recetó un dietista-nutricionista y me dio el alta tal y como salí de la consulta.
Conforme mis citas con la dietista me fueron dando confianza en cómo comer, vi la luz y mi problema era que mi marido ya no me quería. Me divorcié y se acabó mi anorexia nerviosa. Recuperé todo el peso y ahora voy a la dietista-nutricionista porque ella, como profesional de la sanidad y alimentación, es quien mi guía en mi aprendizaje por querer comer bien y con ello llegar a un peso saludable.
Nunca dejaré de ir, al igual que voy al dentista, al oftalmólogo a mis revisiones, al médico de cabecera...

La persona que más quieras en el mundo debes ser TU,y TU, y TU y SOLAMENTE TU (como la canción de Pablo Alborán, pero te la cantas para ti) y luego los demás.

Ah, y sabes ¿por qué seguiré con la dietista-nutricionista cuando llegue a mi peso?
Porque las mujeres tenemos hormonas que nos vuelven "locas", que si la menopausia, osteoporosis, que si me duele aquí, que si duele allá...Si sabes cómo debes de alimentarte , esas "cosas que de las mujeres" se llevan mejor y quien te enseña son los dietistas-nutricionistas.



Alaaaaaaa vaya chapa más grande y rollo te he soltao.



Recuperate que nos tienes que contar que sales a andar, que te montas en la bici y que te tomas tu cervecilla.

Una abrazo gordo!!

Unknown dijo...

Guapísima a ver que te dice el médico, esperemos que ese dolor no sea hereditario si no... vaya rollo. Preciosa me ha gustado mucho que hayas comentado el tema de tu enfermedad, eso es un gran paso para ti, el admitirlo y el decirlo como algo más del pasado y punto. Haces muy bien en no tener bulla por conseguir tu peso saludable, es cierto que a veces nos empeñamos en bajar en bajar y parece que hasta que no vemos el número en la báscula, estamos amargadas pensando que la vida no vale nada. Al menos yo hablo por mí misma, me ha encantado lo que has dicho de si no llegamos al verano con nuestro peso pero sí hemos cambiado nuestros hábitos y nuestro estado de ánimo a mejorado, pues eso es lo que cuenta. Voy a tomarmelo en serio, porque ya os contaré algún día que a veces mis complejos no me dejan ser yo misma, y quien más lo paga es mi novio, el pobre... no quiero seguir así y tus palabras me han ayudado para empezar a ver las cosas de otra forma. GRACIAS

Noa dijo...

Guapísima, gracias por contarme tu historia. Y me alegro también muchísimo de que estés ya mejor también. Yo recuerdo también mi primera y única visita al psiquiatra, que lo único que hizo fue ofrecerme pastillas antidepresivas (que en su opinión me iban a quitar el apetito, me quedé atónita) y derivarme a un psicólogo. Yo dije que no a las pastillas, claro, lo que me faltaba jajaja.

Entiendo lo que dices de la dietista-nutricionista, ¿quién mejor para guiarte? A mí no llegaron a derivarme al nutricionista, pero me hubiera encantado...
Pues eso, que gracias por el "rollo" que me has soltado, me ha encantado lo de la canción, lo apunto para la ducha ("y yoo, y yooo, y yoo...") jajaja.
Un besazo.

Noa dijo...

Me alegro muchísimo de que te haya ayudado.^^
Obsesionarnos con eso es lo peor que podemos hacer, hay tantas cosas buenas que tenemos en nuestras vidas! Tú y yo que vivimos en Andalucía y tenemos la oportunidad de ver tanto el sol, de poder salir a la calle a disfrutar, tenemos salud (aunque yo esté con lumbago y tú con gripe), unos novios que nos aguantan... Jajaja. ¿Que vernos en el espejo mejor nos va a ayudar a tener más confianza y a estar más contentas con nosotras mismas? ¡Claro! Pero no es lo único en la vida, ¡tenemos tanto!
Un besito linda.

Alicia Aprendiendo dijo...

Compartir siempre ayuda a liberar y bueno voy en mi camino porque soy feliz ;-)

Ains los psiquiatras que recetan sin ton, ni son... Tu no estabas deprimida, tu estabas perdida.

Si algún día vieras que tu rumbo se desvía, le dices a tu madre que te acompañe a ver a un especialista en nutrición.

Y sigue cantando por Pablo Alborán que lo haces muy bien :-P

Alicia Aprendiendo dijo...

Yo también tengo la suerte de ver el sol en Andalucía jejeje