martes, 17 de febrero de 2015

Desaparece, ya, si puedes

Ya como diez días desaparecida: desastre. Llamadme conformista, pero estoy ya satisfecha de, al menos, haber vuelto. Lo digo porque no sería la primera vez que me desvío y que inconscientemente me niego a volver al blog por estar asqueada con mi actitud, tan asqueada, que me da rabia y miedo verme aquí reflejada. Es entonces cuando yo en mi interior me flagelo por haberme vuelto loca con la comida, lo que me provoca cierto agobio y ansiedad, lo que me lleva a comer, lo que me lleva a flagelarme, lo que me lleva... Bueno, creo que lo habéis pillado. Y claro, tras esto, acabo por borrar el blog, por sumirme en mi vorágine de autocompadecimiento y por volver a aquella vida de sedentarismo y comida sin filtros. Como he dicho, no sería la primera vez, pero hoy me he negado a que eso ocurriera.
No tengo ni idea de cuánto peso, lo veré el día que tenga que corresponde, ahora eso no es lo importante. Como ya he dicho otras veces, el objetivo principal de este blog es lograr un cambio en mi vida, y me he dado cuenta de que si hubiese tomado en algún momento de esta semana caótica las riendas, me hubiese sentado media hora y me hubiese puesto a escribir. Es mi forma de control, ya he comprobado que si no mi cabeza empieza a irse. Por eso he visto imprescindible volver.

No voy a contar la semana entera, porque podríamos estar aquí leyendo hasta el verano, pero sí os digo que al final me la pasé hasta el viernes en el pueblo con mi familia. Allí es difícil llevar una rutina, por no decir imposible. Al menos pude salir bastante a caminar con mi perrilla y, como mi hermano decía que quería hacer dieta, estuve enseñándole y preparándole recetillas buenas para no pasar hambre. A parte de eso, fue bastante un descontrol. Mis padres están separados, por lo que me la pasaba yendo de casa en casa, comiendo con ellos siempre que podía, muchas veces repitiendo. Y ya si tengo que mencionar las tartas de cumpleaños, las sobras de los festejos y los días que duraron... En fin, mejor ni hablar.
El culmen del descontrol fue sin embargo el miércoles. Mi madre y yo tuvimos una charla sobre mi imposibilidad de acabar la carrera este año -por motivos económicos-, que es un asunto sobre el que tengo mucha presión y muchas ganas de solucionarlo, pero a veces me sobrepasa. ¿Qué hice yo, en una brillante demostración de toma de decisiones desacertadas? Pues aproveché que mi mamá se fue a patinar y me atiborré de cosas que luego fui a vomitar. Hacía mucho que no recaía y la verdad es que me sentó como un tiro. Es como estar en un huracán, piensas que vomitando se arregla, que ahí encuentras la calma, pero lo único que has hecho es meterte bien dentro del ojo: la peor parte viene después y te queda mucho por pasar.

[Hoy estoy literaria y melancólica, es que está lloviendo.]
Yo viendo llover con sumo interés.
Los días siguientes fueron de desinterés absoluto. No quería saber nada de escribir, ni de comer bien, ni de pesarme, ni de nada. El fin de semana lo aproveché bien con mi gordo y procuré evadirme para no pensar en que había recaído -lo hago siempre porque soy así de responsable-. Ayer todo fueron buenas intenciones, pero no sé por qué, encontré toda clase de excusas para no volver aquí. Sería rabia de pensar cómo se verían mis errores aquí, tan bien reflejados. Pero ya está, aquí estoy, hoy me he levantado diciéndome que ya está bien. Dejemos el pasado atrás, que es donde tiene que estar. 
Pasemos a algo que tampoco es mucho mejor jajaja. Hoy tengo cita con el médico otra vez, mi espalda está mejor pero no llega a curarse del todo. A ver si tengo suerte y me manda una radiografía o algo que sirva. Además creo que he tenido reacción a las pastillas que me mandó y estoy llena de un sarpullido blanco, parece que me ha nevado encima. ¿Qué quiere decir esto -lo de la espalda, no el sarpullido-? Pues que tengo que dejar el deporte a un lado por lo pronto: no sabéis cuánto me jode. Cuando llevo mucho rato andando la verdad es que me duele bastante, la bici no puedo ni tocarla, así que ya veis qué alegría de todo jajaja.
Intentaré llevar comer sensatamente y a ver si la ansiedad deja de acosarme para que vaya a la nevera a por queso y cosas malignas.

Ahora me paso por vuestros blogs a ver qué tal vais.
Besis.


PD: una última cosa, que yo me lo pasé muy bien con mi familia a pesar de todo esto, ¿eh? Que según leo que lo que he escrito parece haber sido un via crucis, jajaja.
PD2: que se me olvidó contaros de mi vecina la otra vez, al final bien, es de esa clase de personas que hablan sin parar y que necesitan a alguien que las escuche -> yo. Para eso soy buena, para escuchar, no soy sociópata, ¿eh? Sólo un pelín sociófoba :D

5 voces:

Alicia Aprendiendo dijo...

Hola Noa, ¡Bienvenida!

Parace que estamos casi todas de lucha con la comida, será febrero que está loco ;-)

Ya estas aquí, pues ahora a seguir en el camino hacia el objetivo de tu peso.

Tienes la suerte de tener a tu padre y a tu madre, aunque esté separados, ya que tienes dos sitios y dos formas de vidas, y de eso, siempre se aprende. Tienes vivencias de dos ambitos familiares.
Estudios y economia familiar en estos tiempos es complicado. No sé si estás currando, pero ¿ podrías buscar un trabajo a tiempo parcial que pudieras compaginar con los estudios?
Si eres menor de 30 años puedes intentarlo, las empresas buscan jóvenes. Podrías trabajar media jornada en una tienda, como teleoperadora o en un establecimiento de comida rápida. Los sueldos no son para tirar cohetes, pero te permitiría ganar lo suficiente para ti y para ir ahorrando en la matrícula ( ¡Qué están carísima, coño!)

Venga a ponerse las pilas, a sacar pecho y tirar para adelante como una campeona que eres.

Un beso

Esther dijo...

Hola Noa... no sé qué estudias. Yo estoy en segundo de carrera en la universidad y sé el pastizal que conlleva estar estudiando. Mi suerte es que en la vida había pedido becas y tanto el año pasado como este me las han concedido y por eso puedo permitirme estudiar aunque no trabaje. Creo que nuestra situación debe de ser parecida y entiendo por lo que estás pasando. Me da la sensación de que esa angustia te ha llevado a vomitar de nuevo y no puedes permitir que eso te controle por que tú eres más fuerte. Ahora déjalo atrás por que forma parte del pasado...pero que no vuelva a pasaaar!! Por otra parte me alegro muchísimo de que lo hayas pasado bien con tu familia y en el cumple de tu hermano!!! Un beso enorme preciosa y muchos ánimoooos gatita melancólica! Muaa!

Noa dijo...

¿Verdad? ¡Maldito febrero!
Lo de mis padres ya lo tengo más o menos superado, ya ha dejado de ser raro tener dos casas. Lo que pasa es que me tengo que repartir mucho y procurar estar la misma cantidad de tiempo con ambos los días que estoy en el pueblo. Voy a empezar a usar cronómetro jajaja.

Pues eso estoy intentando, encontrar algún trabajillo para poder pagarme la matrícula, pero está bastante complicado. Granada está en invierno un poco parada... Vamos, hasta mitad de Octubre estuve trabajando, pero mis padres estaban peor de dinero, por lo que usé ese dinero para vivir, básicamente.

Gracias por los ánimos ^^
Un besote.

Noa dijo...

Pues estudio Filología Inglesa, la verdad es que no me gusta mucho jajaja. Yo tuve beca los primeros años, pero ya no me la dan más. Así que ahí vamos, luchando.
Y nada, como bien dices, sobre los vómitos, que se vayan y no vuelvan más! A ver si encuentro alguna otra forma de canalizar la ansiedad, pegarle a un cojín o algo jajaja.
Gracias a ti también los ánimos, guapa. ;)

Alicia Aprendiendo dijo...

El padre de mi hijo es de Granada y mi hijo, al igual que tu, tiene más o menos superado el tener dos casa y dos familias. :-)

¡¡Ya queda menos para que febrero se vaya a tomar viento fresco!!!

Un abrazo.