viernes, 6 de febrero de 2015

Viernes y locura

Como podéis ver por ahí a la derecha, sí, he perdido un kilo. *¡Yey, yey! ¡Viva viva!*. Una parte de mí quería que siguiera siendo 80,1kg. en vez de 80,5kg. jajaja. Nah, en el fondo hice bien, el peso de ayer venía de haberme saltado una comida y no era realista: las consecuencias podrían haber sido peores.
Ahora empieza una semana en la que va a ser complicado poder comer más o menos bien: aparte del fin de semana, que ya de por sí suele ser difícil, el lunes es el cumpleaños de mi hermano y me iré unos diitas al pueblo con mis padres. Me quedaré allí hasta el miércoles por la tarde, pero ya os digo que la casa de mi padre es el templo de la comida basura, y dado que mi hermano vive él, ahí es donde estaré la mayor parte del tiempo. Lo bueno es que ahí soy yo la que cocina: siempre me invento algo para comer bien yo y que ellos -hermano, padre, abuelo, casa de hombres-, aunque sea por unos días, intenten recordar a lo que sabe una verdura. Por las noches estaré con mi madre, que desde que su pareja se fue al extranjero a trabajar está poquito sola y le hago compañía. Además, que ella es de poquito comer jajaja. Pero un cumpleaños es un cumpleaños, y un hermano no cumple 17 todos los días, así que no me voy tampoco a restringir excesivamente cuando festejemos.

El finde ha empezado "bien". Mi chati me acaba de traer una porción de strudel que vio en una pastelería -me vuelve loca el strudel, es lo mejor que han inventado los alemanes, más que los coches-. Eso, sumado a que estoy tristona pues... Que ha ido tó p'adentro, vamos. Y nada, hoy estoy tristona porque... No sé, es de esos días. Quería echar un ratito tranquilo con mi novio, en casita sin que nadie moleste, pero él hizo planes con nuestra vecina de al lado y hemos quedado -ha quedado él por los dos- para tapear con ella. Ahora resulta que él va a llegar tarde porque su peña de fútbol ha retrasado una hora el partido que tenían planeado para hoy, y yo tengo que quedar con ella a solas, que él se nos sumará luego, cuando termine de jugar. A ver, la chiquilla es simpática, pero no la conozco tanto como para quedar a solas con ella. Y eso me pone de mal humor, porque sacarme de mi zona de confort me pone nerviosa y porque creo que voy a pasar un mal rato -igual no, ahora veremos-.
Nunca he hablado de aquí de mi lado sociófobo, pero tengo un poco de eso jajaja. Soy de esa gente que prefiere tener poquitos amigos pero muy cercanos, me cuesta conocer gente con la que, a priori, no tengo nada en común. Probablemte cuando empiezo a hablar con alguien, puedo descubrir algo que tenga en común con esa persona, pero hasta que hago ese descubrimiento, lo paso muy mal. Soy nefasta en las conversaciones triviales, no me gustan ni se me dan bien. Me defino como una persona introvertida que aún hoy sigue aprendiendo a socializar, algo que en nuestro entorno parece ser imprescidinble. ¡Y más en España! Intento aprender cómo se hace, veo cómo se desenvuelven los demás, los extrovertidos, e intento emularlo -no os riáis, así de mala soy jajaja-, pero ya os digo: no me gusta. No me gusta porque me cuesta horrores, porque detesto las conversaciones que no llevan a nada, preguntarle a gente que no me interesa que qué tal le va, hablar porque sí... Son cosas que no me llenan. Me siento más cómoda hablando con confianza de cosas más personales o más complejas, cosas que no puedes hablar con cualquiera. Ahora, ponerme yo con una persona a preguntarle qué música le gusta, dónde ha estudiado, o qué le gusta hacer los fines de semana... Puf, se me da fatal.
Eso sí: si alguien habla personalmente conmigo, no lo voy a despreciar y a escupirle a la cara jajaja. Soy una persona con la que se puede hablar, o más bien a la que se puede hablar, porque lo que en realidad se me da bien es escuchar, pero digo las palabras justas y necesarias.
Vamos, ya cuando me metes en un grupo de gente desconocida... Horror, mi cara de tierra trágame es para retratarla jajaja. Por cierto, del mal humor me acabo de comer una tostada con paté, muy bien yo.

En fin, llego tarde a la cita con mi vecina. 
Deseadme suerte. 

Besetes.

3 voces:

Ojos. dijo...

No te preocupes, creo que casi todas las personas sentimos eso de estar completamente incómodos cuando nos vemos rodeados de gente desconocida. Y las charlas triviales son aburridas, aunque a veces descubras cosas o sitios interesantes.
Seguro que fue bien :)

Unknown dijo...

Felicidades guapa!

Esther dijo...

Yo también tengo bastante fobia social. Soy simpática y amable por naturaleza...y extrovertida! Pero solo con la gente que conozco. Las personas nuevas que entran en mi vida suelen pensar que soy seria y dulce pero en realidad es todo lo contrario jajaja. ¿Qué tal con la vecina? No nos tardes tanto en contar cosis que se te echa de menitos!! Un beso preciosa. =)